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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Mujeres...Ah! Mujeres

Mujeres...Ah! Mujeres
Cuál es el fenómeno que sucede cuando al hablar de longevidad se viene a la cabeza el tema género. Entonces, vemos que las mujeres viven más que los hombres y a pesar de que la vida de ellas es mucho más complicada y difícil; sin embargo, sobreviven a los hombres.

Según las proyecciones poblacionales del Instituto Nacional de Estadística (INE), del 2017 al 2030 en los grupos etarios de 60 a 80 años y más, hay más mujeres de la tercera edad que hombres. También la edad promedio de la mujer en 2020 será de 78 años y del hombre 69. Me atrevo a decir que la longevidad es una experiencia vivida, principalmente, y, sobre todo, por mujeres.

Ahora bien, existe un elemento que llama la atención y es la feminización social de la vejez, donde se maneja una hipótesis que señala: “la revolución demográfica no solo provoca una nueva distribución por edades y sexo en la estructura poblacional, sino una nueva significación social de roles y relaciones de género en todas las edades”. Esto quiere decir que el cambio en la estructura por edades afecta las dinámicas y funciones de hombres y mujeres de todas las edades, las cuales se redistribuyen de acuerdo a nuevos modelos de ser mujer joven, hombre mayor, etc. “Las edades jóvenes y adultas se orientan cada vez más hacia comportamientos hasta ahora considerados masculinos”. En otras palabras, se está atravesando un cambio de roles con otras potencialidades.

Además, las mujeres están viviendo nuevas configuraciones de modelos del ciclo vital, de tal forma que los cambios y la aparición de nuevos roles en ellas tienen diferentes dinámicas que en el ciclo vital de los hombres. Las mujeres mayores están asumiendo de una forma diferente el climaterio, la menopausia; ellas ya no creen más en los estigmas que definieron su vida durante decenas o centenas de años.

Es así que las féminas mayores están revolucionando porque vienen encarnando un nuevo modelo de ser mujer que al mismo tiempo es invisibilizado e inadvertido a la luz de las transformaciones que ellas mismas protagonizan, principalmente en relación a los hombres de su misma edad.

Por otra parte y al mismo tiempo, están develando su sexualidad, pues siempre se miró a la mujer mayor como un ente asexuado, no obstante varios estudios señalan que este grupo etario lleva a cabo su sexualidad con mucha más autonomía, precisamente porque se está liberando de aquellos prejuicios que señalan que el hombre es viril, activo, macho y solo ellos viven su sexualidad y que la mujer por el rol histórico que le tocó desempeñar y por el hecho de no ser más reproductiva, prácticamente está destinada a vivir como un ser asexuado.

Es evidente, entonces, que viven más que los hombres posiblemente por la fuerza interior que las lleva a limar cualquier aspereza para finalmente vivir la vida y realizarse como les venga mejor. Para muchas mayores no hay mejor cosa que vivir en soledad sin tener ninguna presión. Las perspectivas feministas han acentuado la naturaleza de género que encierra el envejecimiento y el envejecer.

Entonces como el sentido de la vejez es una construcción social, en ese contexto se debe seguir revolucionando para dejar de ser descartables y seres asexuados y continuar empujando el carro para transformar la significación occidental de la edad.