A lo largo de los 38 kilómetros que comprende la doble vía al Valle Alto en construcción, desde la avenida Petrolera hasta Paracaya, hay más de 50 casas al borde de la ruta. Algunas están habitadas y otras desocupadas. OPINIÓN realizó un recorrido por la carretera y evidenció que las familias abren caminos improvisados e incluso unos apoyaron una escalera en el cerro, para un ascenso más rápido.

Frente a la Angostura se construyen nuevas casas, pese a la inestabilidad de los suelos. El presidente de la Asociación de Ingenieros Eméritos de Cochabamba (Aiseme), Gonzalo Maldonado, señaló que es un riesgo que aún familias habiten al borde de los cerros, puesto que la remoción de tierra provoca inconsistencia y a futuro podría acontecer un deslizamiento. Señaló que muros de contención aminorarían el peligro.

Un molle se impone en la serranía de la OTB Minero San Juan. Las raíces del árbol se abren paso y sobresalen del cerro.

En el recorrido, hay barriles con señalética, pero algunos conductores se ven confundidos debido a los cambios constantes de rutas. “En algunos tramos los vehículos transitan por una misma vía que va en ambas direcciones y, en otros, el sentido cambia y todos deben pasar a la otra avenida (...). En la noche es aún peor, porque la iluminación no es buena y casi no se ve la señalética, incluso puedes chocar con los turriles”, manifestó un chofer.

Sin embargo, la doble vía promete la integración de municipios y departamentos y su entrega está prevista para el primer trimestre de esta gestió.