NO HAY NORMA QUE SANCIONE LA VIOLENCIA
13 mujeres revelan que desvían rutas para evitar acoso
Patricia descendió del trufi. Iba caminando con prisa hacia su hogar. Estaba a una cuadra de su destino. De pronto notó que unos cinco jóvenes estaban en una esquina. Una serie de sucesos pasó por su mente. Recordó expresiones obscenas que le hicieron algunos hombres cuando se dirigía al trabajo o una salida casual. Incluso en una ocasión uno se le acercó y la tocó por encima de la ropa. Sintió temor y optó por girar el manzano. Su ruta se alargó por cuatro cuadras más, pero no importó. Solo quería llegar sin inconvenientes a casa.
Ella contó que nunca se animó a denunciar debido a que desconocía la identidad de los agresores y porque consideró que su acusación no tendría ningún final. “Leí que te piden pruebas. Pues no sé qué hubiese entregado porque no llevo la cámara del teléfono en grabación. Además, podrían quitarme mis pertenencias o hacerme algo, eso fuera peor”.
OPINIÓN realizó un sondeo a 15 mujeres, de entre 20 a 30 años. Todas sienten ser víctimas de acoso en las calles. 13 jóvenes revelaron que para evitar esa situación suelen cambiar de ruta si ven a un hombre o un grupo con actitud sospechosa, y dos indicaron que enfrentan a sus agresores verbalmente y alguna vez con patadas o empujones.
Del total de encuestadas, una sola denunció el suceso, sin embargo, no atendieron su caso. “Fue a hace unos años. Era aún menor de edad. Una amiga me acompañó a la Policía y conté lo que me pasó, pero me dijeron que debía volver con un adulto. Tenía miedo contarles a mis papás, así que preferí dejarlo así”, comentó.
Entre las que no denunciaron hay tres mujeres que no sabían dónde acudir. Otras argumentaron la falta de tiempo y desconfianza a ese proceso. “Me pareció insignificante las palabras o silbidos y preferí ignorarlo”, dijo una de ellas.
Otra joven comentó: “Son situaciones que se repiten constantemente y no puedes denunciar todo el tiempo, parece incómodo. Tampoco hay tiempo y es previsible que esa demanda no tenga una respuesta”.
Las encuestadas vieron que el acoso callejero se repite principalmente en dos escenarios: en cualquier vía y en espacios próximos a las construcciones. Algunas notaron en mercados, plazas y cerca de su fuente laboral. Al 60 por ciento les dijeron groserías, al 15 por ciento les silbaron, al 8 por ciento les mostraron movimientos pélvicos y miradas lascivas y a ese mismo número, incluso, se les acercaron o tocaron.
“Cariño...camina por la sombrita que en el sol se derriten los bombones”; “¿De qué juguetería te escapaste?, ¡muñeca!”; “¿Te acompañó?”; “¡Qué rica!”, “¡Sabrosa!”, “Si te gustan los idiomas cuando quieras te enseño mi lengua” o “Qué rico ser fosforito y que tú seas vela para verte derretir cuando te dé candela”, son algunas frases que oyen las mujeres en las calles (los más livianos).
La jefa del Servicio Legal Integral Municipal (SLIM) de Cercado, Laren Estevez, señaló que los mensajes, aunque se traten de “halagos”, provocan incomodidad al venir de un “desconocido”. Acotó que una expresión vulgar puede derivar hasta en una agresión o atentado contra la integridad. “El acoso callejero tranquilamente se puede convertir en un intento o una violación”.
SIN LEY En tanto, en el país no existe una norma o ley que condene a los acosadores de mujeres. “En este momento no hay nada que sancione el acoso callejero”, señaló la diputada de Unidad Demócrata (UD) Shirley Franco.
La autoridad propusó una ley que penalice el acto, en 2016. Un año después se logró incluir en un artículo del Código de Sistema Penal, pero en enero del año pasado, la norma fue abrogada en su totalidad tras la protesta de médicos y otros sectores que estaban en contra de la normativa. “Había un buen avance. El conflicto que se desató por el nuevo código se llevó la posibilidad de que el acoso callejero sea tipificado como un delito”.
La propuesta planteaba sancionar a los agresores con trabajos comunitarios, montos económicos y hasta penas de cárcel. Los agravantes se consideraban los toques indebidos, más aún si las víctimas eran menores de edad.
FALENCIAS La jefa del SLIM, Laren Estevez, dijo que existe una debilidad de cómo tratar una denuncia de acoso callejero puesto que no está en una norma establecida. “La ley no es clara. No atendemos ese tipo de casos. Es difícil probar la denuncia, debe existir un procedimiento más sencillo y fortalecer el trabajo preventivo a nivel nacional”.
Aclaró que en el marco de la Ley 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia se atendió algunos casos, pero con otra tipología como: violencia mediática.
Recordó que en una ocasión una joven se aproximó al SLIM para denunciar a su vecino. Contó que primero la abordó en el barrio y luego le envió una solicitud de amistad por Facebook. Ella aceptó y entonces empezó a enviarle mensajes con contenido sexual inapropiado. Ante la reiterativa buscó ayuda.
Estevez indicó que el personal contactó al vecino y a través del diálogo y una citación le advirtió que no podía acercarse más a la denunciante.
CAMPAÑA Los albañiles fueron identificados como uno de los grupos que más propician acoso callejero. Sin embargo, de a poco van tomando conciencia y buscan respeto al género femenino. “En esta obra no silbamos a las mujeres y estamos en contra del acoso callejero”, dice el cartel colgado en una obra de la constructora Arnez, en la avenida Salamanca esquina Crisóstomo Carrillo.
La empresa publicó unas fotografías de la iniciativa en su página en Facebook. La novedad fue aplaudida por los cibernautas. “Bravo, muy buena idea. Las empresas deberían copiar”, fue uno de los comentarios.
Más de 7 países encarcelan a acosadores
Perú, Chile, Argentina, México, Estados Unidos, Francia y Egipto son algunos de los países que tienen una ley que sanciona el acoso callejero, con hasta 12 años de cárcel.
En 2015, Perú aprobó una ley contra el acoso en espacios públicos y la pena va hasta cinco años en prisión. En esta norma se consideró la falta tanto a mujeres como a hombres.
Argentina considera al acoso callejero como un delito contra la integridad sexual y lo sanciona con multas entre 3.000 y 15.000 pesos.
Chile aprobó un proyecto de ley para sancionar el acoso en las calles con prisión entre 61 a 541 días.
En 2015, México actuó para evitar acoso en espacios públicos y medios de transporte. Tiene multas económicas y arresto.
En Estados Unidos se castiga el acoso con hasta 12 años de cárcel, los graves.
Francia hace unos meses sancionó un proyecto de ley contra la violencia machista que prevé multas de hasta 750 euros y pena de cárcel por agresión sexual a menores de edad.
El Gobierno egipcio aprobó una ley contra el acoso sexual, en 2014. Tiene multas de hasta 5.000 euros y cárcel de cinco años. En Bolivia, la diputada Shirley Franco planteó un proyecto que luego cayó. Considera que los municipios y gobernaciones deben trabajar en normativas que sancionen el acoso en las calles.