Facebook se ha llenado esta semana de un nuevo desafío: fotos con la diferencia en los últimos 10 años. Lindo ejercicio en el sentido que no solamente se ve el cambio físico sino también de pensamiento y actitud. Al respecto, según el biólogo Jonas Frisen, un cuerpo humano tiene un promedio de 10 años de vida, dado el cambio permanente en las células y tejidos. En esencia, dejaste de ser esa persona, físicamente y por completo para convertirte en lo que eres hoy.

Pero este desafío no solo se aplica a personas, sino también a empresas y organizaciones que están viviendo profundos procesos de transformación interior, a nivel de productos o servicios y también cómo abordar a la sociedad de hoy desde nuevas miradas. Menciono algunos ejemplos. La Cervecería Boliviana Nacional ha sido, durante décadas, un triste promotor del sexismo a través de sus calendarios. Más allá de rasgar vestiduras por este hecho, para 2019, dicha empresa ha lanzado un nuevo calendario con otro concepto hacia la mujer: empresaria, madre, de pollera, etc. bajo la premisa de #ModelosDeMujer. Definitivamente, una iniciativa que se aplaude y que da cabida para una suerte de eventos, que se pueden desencadenar a partir de esto: no más azafatas ni concursos de belleza, para empezar.

Lo propio sucede con la banca nacional, siempre asociada a las filas, los trámites y la burocracia excesiva por su apego a la norma. Pero algo de eso también está cambiando. Ayer participamos en la inauguración de una nueva sucursal del Banco Económico en Cochabamba, pero en formato café, con la comodidad y calidez de un ambiente acogedor que te hace pensar en todo, menos en un banco. Paso a paso, vamos transformando también los espacios y los procesos a tiempos actuales. Y es que algo bueno está sucediendo con las marcas. Están descubriendo que la gente consume también valores, ideales y puntos de vista. Ejemplos globales recientes como Gillette y su cuestionamiento a la masculinidad o Sprite y su lindo saludo a los “haters” en redes sociales con Los Beatles de fondo, dan cuenta que es posible cambiar desde adentro, que nada está escrito en piedra. Una reflexión pertinente para nuestras organizaciones (públicas o privadas). ¿Qué te gustaría cambiar del lugar donde trabajas / estudias / asistes?

Por lo mismo, y en el otro lado de la vereda, no deja de sorprender la clase política nacional (tanto oficialista como opositora), la cual todavía se mantiene entronizada en estructuras decimonónicas. La imagen de la reciente cumbre opositora con UNA sola mujer o los recientes (y recurrentes) dichos del Presidente en tono de broma sobre las prendas que usan las mujeres, ponen el tema en perspectiva. Quienes más hablan de cambio son los que más lo necesitan.