Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 06:46

Corrupción en la Policía

Institución. Es inadmisible que precisamente la Policía Nacional tenga en sus filas a algunas personas corruptas y que estén ligadas incluso a redes delincuenciales.<BR>
Corrupción en la Policía
La corrupción en la Policía Boliviana es un mal que, desgraciadamente, no es de ahora, sino de siempre. Basta poner las palabras corrupción, Bolivia y Policía en el buscador de Google y, tras hacer un clic, aparecen decenas de notas de prensa que dan cuenta de los diferentes casos que han salido a la luz pública.

Desde el último escándalo de la detección de una red de corrupción que comercializaba exámenes en combo en la Academia Nacional de Policía (Anapol) hasta casos de hace varios años saltan a la vista en la pantalla de la computadora.

Ahora si la búsqueda es por años, de igual forma, el número de casos publicados por la prensa boliviana es grande.

La corrupción en la Policía es un mal que poco menos se ha institucionalizado. Hay casos desde los más simples hasta los más escandalosos en los que se habla incluso de la participación de altos jefes de la verde olivo.

Hace unos días, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, admitió que la erradicación de la corrupción al interior de la Policía es una tarea pendiente.

“Las tareas de transparentación y lucha contra la corrupción en la Policía Nacional constituye un pendiente”, dijo Romero pocas horas después de que informara sobre el descubrimiento de una “asociación criminal” al interior de Anapol, que estaría vinculada a algunos miembros de la institución verde olivo.

Tras reconocer esta situación, lo más lógico es que el titular de Gobierno adopte estrategias que se apliquen en el corto tiempo para arrancar de raíz esta problemática, que mancha la imagen de la institución que no solo debe proteger a la población, sino combatir el delito.

Es inadmisible que precisamente la Policía tenga en sus filas a algunas personas corruptas, que estén ligadas incluso a redes delincuenciales.

El ejemplo más claro de ese nexo es la “asociación criminal” que se conformó en La Paz para negociar, de la forma más sucia, los exámenes de admisión a la academia policial.

Este hecho tampoco es reciente. En años anteriores ya se hablaba que para entrar a la Anapol había que “negociar” o “pasar unos pesitos” a los encargados de tomar las pruebas, porque solo así se podía acceder a los cupos disponibles que existían para los nuevos estudiantes.

También se comentaba que había que buscar a algunos “buenos policías” que hacían el favorcito a quienes querían asegurarse el ingreso sin necesidad de aprobar las complejas pruebas.

Es una pena que nada menos en la institución donde los jóvenes van a formarse para policías, estos tengan que hacer trampa en coordinación con redes delincuenciales.

Si de inicio cometen irregularidades y ven que en la institución hay gente que les incita a la corrupción, entonces ¿qué clase de profesionales van a ser formados?

Por eso es importante que las actuales autoridades adopten mejores mecanismos de control para evitar que alguien se corrompa.

Ahora si las autoridades descubren a los policias involucrados en hechos delincuenciales, no deben dudar en procesarlos y sancionarlos con la máxima pena.

Tampoco es desconocido que algunos malos policias no obran de acuerdo a ley, porque cuando descubren un hecho irregular negocian por unos cuantos bolivianos a cambio, por ejemplo, para no emitir una boleta por infracción.

La Policía es importante en cualquier Estado y juega un rol trascendental. En ese marco, esta debe ser respetada por todos los habitantes. Sin embargo, es común escuchar entre las personas de que la institución no es lo que debería ser y de que hay uniformados que caen por unos cuantos billetes a cambio.

La lucha contra la corrupción no debe esperar, debe comenzar ahora.