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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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DESDE AFUERA

Vendaval Jair Bolsonaro

Vendaval Jair Bolsonaro
Desde su toma de posesión el 1º de enero pasado el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y buena parte de su gabinete se embarcaron en una intensa dinámica discursiva intentando marcar el territorio de lo que teóricamente será su estilo de gestión en los próximos cuatro años. Por eso, en estos primeros días de vértigo reemergieron todos los tópicos de la campaña electoral, muy del agrado de sus fieles electores.

Las grandes preguntas que subyacen en buena parte de los análisis recientes son: ¿cuán retórico es su discurso? ¿cuánta resistencia social encontrarán sus planes de gobierno? ¿cómo afrontará las fuertes contradicciones presentes entre los grupos heterogéneos que lo apoyan? y ¿podrá domesticar a un Parlamento fragmentado y acostumbrado a imponer peajes que no son de su agrado?

En definitiva, se trata de saber si cumplirá sus promesas electorales o deberá rebajarlas en función de los condicionantes que le imponga la realidad. El problema es que aún es pronto para responderlas y habrá que ver día a día cómo se acompasan los hechos de sus políticas con las palabras de sus discursos.

En el nuevo mundo, que personajes como Steve Bannon quieren construir a imagen y semejanza del "América primero" de Donald Trump, se asegura que la derecha alternativa suele cumplir sus promesas. Sin embargo, como ya he señalado en algunas ocasiones ni Bolsonaro es Trump, ni Brasil es Estados Unidos.

Por un lado, Bolsonaro llegó al poder en clara minoría parlamentaria, lo que no le ocurrió a Trump en sus dos primeros años. Por el otro, buena parte de lo que Trump ha hecho hasta ahora descansa en el gran poder de Estados Unidos, lo que no ocurre en Brasil.

Mientras la coyuntura económica facilitó el inicio del experimento trumpista, recién ahora la economía brasileña sale de la recesión. Si la reforma tributaria propiciada por el magnate inmobiliario dinamizó las inversiones, la reforma del sistema de pensiones brasileño resulta vital para el relanzamiento económico.

El ministro de Economía Paulo Guedes dijo que si esta prospera, Brasil tendrá 10 años por delante de crecimiento, pero si fracasa habrá malas perspectivas económicas. Es más, el éxito de la gestión de Bolsonaro, y con él la posibilidad de que personajes como Guedes o el canciller Araújo pasen a la historia, dependerá en buena medida de que se recupere el crecimiento, pero para ello habrá que vencer muchas resistencias políticas, sindicales y sociales.

Aludía más arriba a los tópicos presentes en las jornadas iniciales. En sus beligerantes proclamas del 1º de enero Bolsonaro, con la intención de erradicar todo aquello que recordara a Lula y al Partido de los Trabajadores, insistió en la vigencia de los valores patrios y de la bandera amarilla y verde frente a la roja.

También en la necesidad de facilitar la portación de armas y reforzar a las fuerzas de seguridad para enfrentar la delincuencia y en combatir a la llamada ideología de género. Según un editorial de Folha de São Paulo, este fue su último discurso de campaña y habrá que ver si a partir de ahora se pone el uniforme de gobernar y deja a un lado la parafernalia del aspirante -candidato.

Unas declaraciones de la ministra de Mujer, Familia y Derechos Humanos, Damares Alves, tuvieron una amplia difusión. En un video rápidamente viralizado Alves proclamó: "Comienza una nueva era (en Brasil). Los niños visten de azul, las niñas de rosa".

Tomado de la agencia EFE