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Bolivia: Pérdida en desarrollo humano
09 de enero de 2019 (19:33 h.)
En los últimos tiempos, la evaluación del modelo económico se ha centrado en el crecimiento. Empero, debemos mencionar que tasas relativamente altas de crecimiento económico no necesariamente garantizan la existencia de desarrollo económico. Es por ello que a lo largo de las siguientes líneas mostraremos que Bolivia aún debe trabajar más en materia de desarrollo humano.
El paradigma del desarrollo humano considera no solo la variación de los ingresos de un país, sino la creación de un entorno en el que las personas pueden desarrollar su máximo potencial y llevar adelante una vida productiva y creativa, de acuerdo con sus necesidades e intereses. Es por ello que contempla tres dimensiones: ingresos, salud y educación. Se operativiza a través del Indice de Desarrollo Humano (IDH), que es una medida ponderada de bienestar, que considera tres variables: vida larga y saludable (esperanza de vida al nacer), conocimientos (tasa de alfabetización de adultos y estudios alcanzados) y nivel de vida (Producto Interno Bruto per – cápita bajo la Paridad del poder adquisitivo).
El IDH creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su serie anual nos muestra que Bolivia, el primer año que iniciaron (1990), tenía un valor del índice de 0.548, y ocupaba la posición 80ᴼ en el ranking mundial.
Evaluando la tendencia del IDH, Bolivia tuvo un comportamiento creciente a lo largo de los años y para 2017 alcanzó un valor de 0.693, en el puesto 118ᴼ. Claramente podemos apreciar que si bien el índice se incrementó, Bolivia siempre se mantuvo en la categoría de desarrollo humano medio, y ha ido perdiendo posiciones en el ranking mundial, aspecto que revela que los otros países han tenido crecimientos más acelerados.
Si adicionalmente observamos el ranking de América Latina según IDH (2017), nuestro país ocupa la posición 15ᴼ. En contraposición al ranking latinoamericano, según crecimiento económico, que sitúa a Bolivia en las primeras posiciones (CEPAL, 2017). Por lo cual, podemos concluir que nuestro país, deberá focalizar más su atención, en los próximos años, en salud y educación, tal y como reza la Constitución Política del Estado (Artículo 9ᴼ) y el modelo económico en actual vigencia.
El paradigma del desarrollo humano considera no solo la variación de los ingresos de un país, sino la creación de un entorno en el que las personas pueden desarrollar su máximo potencial y llevar adelante una vida productiva y creativa, de acuerdo con sus necesidades e intereses. Es por ello que contempla tres dimensiones: ingresos, salud y educación. Se operativiza a través del Indice de Desarrollo Humano (IDH), que es una medida ponderada de bienestar, que considera tres variables: vida larga y saludable (esperanza de vida al nacer), conocimientos (tasa de alfabetización de adultos y estudios alcanzados) y nivel de vida (Producto Interno Bruto per – cápita bajo la Paridad del poder adquisitivo).
El IDH creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su serie anual nos muestra que Bolivia, el primer año que iniciaron (1990), tenía un valor del índice de 0.548, y ocupaba la posición 80ᴼ en el ranking mundial.
Evaluando la tendencia del IDH, Bolivia tuvo un comportamiento creciente a lo largo de los años y para 2017 alcanzó un valor de 0.693, en el puesto 118ᴼ. Claramente podemos apreciar que si bien el índice se incrementó, Bolivia siempre se mantuvo en la categoría de desarrollo humano medio, y ha ido perdiendo posiciones en el ranking mundial, aspecto que revela que los otros países han tenido crecimientos más acelerados.
Si adicionalmente observamos el ranking de América Latina según IDH (2017), nuestro país ocupa la posición 15ᴼ. En contraposición al ranking latinoamericano, según crecimiento económico, que sitúa a Bolivia en las primeras posiciones (CEPAL, 2017). Por lo cual, podemos concluir que nuestro país, deberá focalizar más su atención, en los próximos años, en salud y educación, tal y como reza la Constitución Política del Estado (Artículo 9ᴼ) y el modelo económico en actual vigencia.