Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 15:36

Reflexiones

Acciones. Los políticos deben revisar si todo lo que han venido haciendo será favorable para el país o, al contrario, agravará la actual situación, que, de por sí, ya es compleja.<BR>
Reflexiones
El año 2018 está a punto de acabar. Apenas faltan seis días para despedirlo. Una gestión que ha sido bastante compleja no solo en el ámbito político, sino también en el área de la salud y la justicia.

Hoy, a más de compartir con la familia y disfrutar de la Navidad, es importante reflexionar sobre lo que podemos hacer el próximo año para encarar los problemas que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo.

Es tiempo de reflexión, de análisis, para, por ejemplo, evitar que la polarización que se ha profundizado este año siga creciendo en 2019.

Los políticos deben revisar si todo lo que han venido haciendo será favorable para el país o, al contrario, agravará la actual situación que, de por sí, ya es compleja.

Es momento de ceder, de no encapricharse en posturas que no nos llevarán a buen puerto. Es preciso buscar el diálogo para allanar el camino y evitar cualquier tipo de confrontación.

En las calles se escucha decir que 2019 será más crítico que el año que ya concluye, porque se vienen las elecciones primarias y luego las presidenciales, comicios que son cuestionados por unos y defendidos por otros.

Desde hace tiempo se ha escuchado decir a los políticos que aman a Bolivia e incluso afirman que se “casaron” con ella. Si es así, ¿por qué no desarrollan acciones para apaciguar el enrarecido ambiente que se vive?

Los bolivianos no queremos vivir un año de angustias y, mucho menos, riesgos. Deseamos un año de cambio, pero positivo y fructífero.

Nuestras necesidades son infinitas, desde la mayor generación de empleo hasta contar con dignos hospitales donde puedan ser atendidas todas nuestras dolencias.

Requerimos acciones, no palabras ni promesas como casi siempre nos han hecho.

Está de sobra decir que en el ámbito de la salud necesitamos un cambio de timón, en el que todos accedamos a una buena atención en hospitales que tengan el suficiente personal para atender a todos y no a unos cuantos. Nos urge contar con hospitales equipados y con buena infraestructura, para que todo aquel que necesite tenga la seguridad de que será atendido con calidad y calidez, tal como indican el Gobierno y los médicos.

Ya no queremos peregrinar en busca de un equipo o medicamentos, por la carencia de ambos muchas personas han abandonado el tratamiento y se dejaron morir.

En el ámbito de la justicia, la situación es también crítica. Vanos han sido los diferentes planes o ajustes que se han venido haciendo.

Si bien existen esfuerzos para mejorar las normas, su aplicación es lenta o equivocada.

Urge trabajar con la gente que administra la justicia. Como nunca, este año se han develado varios casos de corrupción, por los que jueces y funcionarios han sido procesados y, en algunos casos, encarcelados.

Se ha descubierto cómo algunos malos administradores de justicia dictaminan fallos contra personas que bien pueden ser inocentes.

Si de retardación de justicia se trata, este mal continúa y seguramente en el informe que rindan las autoridades judiciales, en enero próximo, volverán a reiterar los innumerables procesos que no pudieron ser atendidos en 2018.

Quienes hacen política, quienes administran la salud y la justicia, principalmente, deben reflexionar profundamente sobre las tareas que han venido desarrollando y, si de verdad quieren mejorar el país, deben trazarse tareas factibles de realizar en el año que viene.

Los bolivianos tenemos muchas necesidades que no se ven reflejadas en las frías cifras que se difunden. El crecimiento económico, que dicen que va viento en popa, no es suficiente. Urge ver las otras áreas, conocer lo que requiere el pueblo.

Es tiempo de reflexionar, es momento de trazarnos metas para una Bolivia mejor.