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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Un gesto noble y sincero en Navidad

Honestidad. La reconciliación debe ser sincera y duradera. Porque un error que cometen muchas personas es olvidar sus diferencias solo por Nochebuena y Navidad, y un día después afloran nuevamente los rencores.<BR>
Un gesto noble y sincero en Navidad
¿Qué podemos regalar en Navidad este año? Para esta pregunta hay un sinfín de respuestas posibles, todo depende de cuán cercana es la persona a la que queremos hacer un presente o cuánto la apreciamos.

Si se trata de niños, la mejor opción, posiblemente, será obsequiar un juguete, mejor si es de última generación, un juego didáctico, una bicicleta, un rompecabezas u otro artilugio que los mantenga entretenidos y, de paso, les enseñe algo diferente.

Para las personas mayores hay también una variedad de opciones. Billeteras, carteras, zapatos, relojes, celulares de alta gama, ropa y un largo etcétera. Todo dependerá del gusto del agasajado y de cuánto dinero se dispone para comprar el obsequio.

Sin embargo, el espíritu de la Navidad, época en la que la mayor parte de la gente tiene un semblante risueño, es el de la reconciliación. Las personas que tienen rencillas sin resolver, algunas veces por muchos años, deberían aprovechar esta oportunidad para entablar un diálogo honesto, admitir sus errores y darse un abrazo fraternal.

Si bien la reconciliación no debe llegar solamente en Navidad o en otra fecha especial, es importante aprovechar este momento en el que la gente tiene un desarme espiritual para, primero, perdonarse a sí mismo, y luego hacer lo mismo con el prójimo.

Esta reconciliación debe ser sincera y duradera. Porque un error que cometen muchas personas es olvidar sus diferencias solo por Nochebuena y Navidad, y un día después afloran nuevamente los rencores, las diferencias y la enemistad.

Es más, en algunas oportunidades se ha visto a personas que derraman lágrimas durante la celebración de una eucaristía y abrazan a su “peor enemigo”, pero al pasar el umbral de la puerta del templo, lo único que tienen son palabras de desprecio para quien acaban de pedir perdón.

La reconciliación se puede también poner en práctica cuando se trata de grupos enfrentados o partidos políticos que se ocupan solo de denigrar al oponente y no contribuyen con ideas que puedan construir puentes de desarrollo en el país.

Es poco probable que todas las personas o grupos piensen igual, siempre habrá diferencias entre uno y otro, y debates acalorados, pero lo importante será sacar conclusiones que vayan en beneficio de la mayoría.

En este espacio editorial se ha exhortado a los partidos políticos enfrentados a reflexionar sobre el rol que les toca cumplir en esta sociedad y trabajar hasta lograr sus objetivos, como líderes de opinión.

Sin embargo, la verdadera reconciliación de las persona o de los grupos no será posible mientras de por medio persistan intereses de poder o económicos, porque, lamentablemente, cada quien insistirá en su postura, incluso si esta es errónea.

Algunas personas saben que han cometido un error o han sido injustas con otra, pero, por su orgullo, se niegan a admitir su equivocación y dar el primer paso para pedir perdón.

Por eso, esta Navidad debería servir para reflexionar sobre nuestros logros y aciertos, pero, especialmente, reconocer los errores y darnos una nueva oportunidad para reconciliarnos con el prójimo y la gente de nuestro entorno.

Porque de nada servirá que en Navidad se hable de bondad, caridad y reconciliación, si las acciones de las personas no están orientadas en esa dirección.

En Nochebuena y Navidad, muchas familias tendrán el privilegio de disfrutar de una cena agradable, recibir regalos por doquier, pasar en familia y descansar en una cama mullida, mientras que los más desafortunados tendrán que pasar estos días festivos en la calle y abrigados por algunos cartones.

Pero lo más triste será que personas que pueden lograr la reconciliación no lo hagan y se mantengan con sus posturas radicales para seguir perjudicando al otro, sin saber que, en realidad, el daño se lo hacen a sí mismos.