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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Claudio Araya y “Lo peor de los deseos”: Hice esta película por convicción propia

Claudio Araya y “Lo peor de los deseos”: Hice esta película por convicción propia

El director chileno-boliviano Claudio Araya Silva estrena hoy en Cochabamba el esperado filme “Lo peor de los deseos”, una obra cinematográfica que fue gestada durante seis años y que ve la luz gracias a la “convicción” de su artífice.
Prime Cinemas del Hupermall, a las 20:00, es el lugar elegido para la premier de la película que protagonizan el mexicano Luis Felipe Tovar y los bolivianos Luigi Antezana e Inés Quispe.
La coproducción entre Bolivia, Colombia y México, filmada entre La Paz y El Alto, llega después de haber sido galardonada con el Premio del Público y una Mención de Honor del jurado del Festival de Cine de Puerto Montt, Chile.
El filme narra la historia de Carlos Borja (Tovar), un chofer que desea ser el líder de la organización más poderosa del país: la federación de choferes de Bolivia y, para lograr su cometido, está dispuesto a todo. Araya Silva cuenta en la siguiente entrevista cómo fue el proceso creativo de esta ambiciosa película.


- ¿Qué diferencias encuentra en esta película respecto a otros filmes que ha dirigido?

- Claudio Araya (CA): La diferencia es que pude desarrollar personajes, locaciones y espacios que en otras circunstancias no hubiera sido posible. También tiene que ver con un trabajo largo de estudio de personajes, desarrollo dramático y una transformación del guion varias veces.
El otro hecho ha sido que es una película de bajo presupuesto, casi experimental y, obviamente, el trabajar con el talento de un grupo de gente importante que fue interesante porque tuve una gente impresionante en el equipo de arte, de producción, de fotografía, en edición, mezcla de sonido; esas condiciones te permiten cierta plástica, cierto movimiento, cierta libertad creativa.


- ¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con un elenco de al menos cuatro nacionalidades?

CA: Trabajar con un elenco de al menos cuatro nacionalidades ha sido un reto. En principio siempre estuvo Luis Felipe Tovar a quien elegí desde antes, incluso antes de terminar de escribir la primera versión del guion.
Ha sido un reto porque implicó también un trabajo de alineamiento entre los personajes, las interpretaciones, de poder cuadrar las cosas, desde distintos acentos y distintas técnicas, fue muy interesante, un trabajo muy productivo.
Cada uno de los actores ha sido un descubrimiento y ha aportado tremendamente en la película. Desde el profesionalismo y la técnica hasta la honestidad pura y eso es maravilloso, un elenco importante, nacional e internacional, todos reconocidos, incluso Inés Quispe de quien es su primer largometraje.


- La película tardó seis años en ver la luz, ¿cómo fue este largo proceso?

- Sí, la película se demoró seis años y tal vez un poco más en ver la luz y este proceso fue de mutación, hemos mutado, yo he mutado como persona, como director, mis intereses incluso y creo que lo más duro es haber seguido sin desmayar. En momentos uno piensa que vas a tirar la toalla y no quieres más, tuvimos bastantes dificultades para financiar ciertas etapas.
Es un tema más emocional que te liga a un proyecto que quieres terminar, que crees que es importante en la coyuntura nacional. Es la fuerza de seguir hasta el final y un poco también ir cerrando procesos y sin ningún ánimo de demostrar nada.
Es una convicción bastante personal y así son mis proyectos que no están buscando convencer a nadie, son proyectos que hago por convicción propia.


¿Cuáles fueron los obstáculos que encontró en el camino de creación de la película?

CA: El no estar listo del todo fue lo que me hizo esperar un poco para seguir trabajando el corte. En el ámbito personal, muchas cosas, muchas transiciones, pasé tanto tiempo en el proyecto, pese a que no ha sido el único en el que ha estado trabajando en este tiempo.
Me trasladé de Cochabamba a La Paz y ahí desarrollé y terminé de desarrollar el proyecto. Me agoté en La Paz, me devolví a Cochabamba y desde aquí estoy haciendo el lanzamiento; han sido etapas y momentos, han sido seis años, tal vez un poco más, y los años le van haciendo a uno cosas también, ¿no?


- En lo personal, ¿qué es lo que le resultó más complejo de asumir del reto de hacer una película en Bolivia?

CA: Uno va asumiendo procesos, va personalmente dejando cosas, muchas cosas, uno deja mucho con proyectos como este que implican muchas horas de trabajo que no son pagadas, que implica largas gestiones, larguísimas gestiones, no solamente dentro el proyecto sino con personas, con instituciones, que al menos en Cochabamba no han sido muy asertivas, en Cochabamba falta una política cultural definida.
Tuve el apoyo del municipio de La Paz que por concurso nos ha apoyado en dos gestiones, compitiendo con grandes películas bolivianas. Hemos ganado dos veces, una en posproducción y otra en distribución. En Cochabamba no se siente el apoyo, es mínimo.


- Al menos dos recientes filmes se adentran en la periferia paceña y sus lugares más "oscuros" con historias distintas. ¿Por qué La Paz es la elección preferida como escenario?

CA: Sí, dos filmes se adentran en la periferia paceña, pero mi película es anterior. Mi película se filmó el 2014, anterior a las dos películas paceñas, y nosotros hemos demorado en estrenar porque hemos tenido una ruta un poco más compleja. Estas dos películas se hicieron posteriores a la mía, nada más.
Creo que La Paz es como un centro, el núcleo de un espacio de discusión no solamente cultural sino también político y nacional, una urbe que reclama la necesidad de ser narrada.