Contento por la excarcelación de su madre y agradecido con la justicia argentina. Así seguramente se siente en el cielo Chumita, el niño cruceño que padecía de cáncer y que hace 16 días dejó de existir por la maldita enfermedad que no pudo vencer.

Para quienes creen en las almas y el milagro que estas pueden hacer, se podría decir que ese pequeño hizo posible, desde el más allá, que el juez federal de Jujuy, Argentina, Ernesto Hansen, obre con justicia, así como todos los jueces deberían hacer ante casos que realmente ameriten.

Hansen decidió excarcelar a Claudia S.E, quien en octubre de 2017 fue aprendida en posesión de 40 paquetes de cocaína. La droga la había llevado desde Bolivia hasta el vecino país a cambio de 500 dólares, dinero que pretendía cobrar para costear el tratamiento de Chumita y así salvar su vida.

Por ese delito, Claudia fue encarcelada durante un año, pero unos días antes de que su hijo falleciera, logró que la justicia argentina le diera un permiso judicial para volver a Bolivia y despedirse de su niño.

El caso de Claudia conmovió a propios y extraños, incluido el ministro de Justicia, Héctor Arce, que decidió conformar una comisión para trabajar en la tramitación del perdón humanitario ante las autoridades del vecino país.

Fruto de esas gestiones, el martes, el juez Hansen le otorgó a Claudia el perdón humanitario, para que se quede en Bolivia y se defienda en libertad. Ello significa que el proceso por narcotráfico en Argentina continuará, mientras la Defensoría del Pueblo deberá oficiar de garante de la mujer y certificar cada 30 días que ella permanece en su natal Montero, Santa Cruz.

Según el abogado de Defensa Pública que atiende el caso, Andrés Reynoso, la excarcelación de la que se benefició la madre de Chumita es similar a las medidas sustitutivas a la detención preventiva que se aplican en Bolivia.

El ministro de Justicia, Héctor Arce, informó que la orden de excarcelación es “sin ninguna restricción”, por tanto, la procesada podrá moverse libremente en el territorio boliviano y seguir viviendo junto a sus hijos en su domicilio de la ciudad de Montero, en Santa Cruz, según ANF.

Asimismo, aclaró que la mamá del niño víctima de cáncer continuará defendiéndose en Jujuy a través de la defensa pública argentina. “Pero no tendrá ninguna (necesidad) de volver a la ciudad de Jujuy y permanecerá tranquilamente en Bolivia esperando, ojalá, un sobreseimiento definitivo por razones humanitarias”, remarcó.

Aunque no se sabe qué vaya a pasar en adelante cuando concluya el proceso que se le sigue, lo importante de este caso es que las autoridades judiciales argentinas permitieron que Claudia vuelva al país para reencontrarse con sus otros tres hijos: uno de 11, otro de 4 y el último de apenas cinco meses.

Claudia es una de las muchas mujeres víctimas de las redes de narcotráfico que hay en Bolivia, que buscan personas desesperadas y aquejadas de dinero para involucrarlas en este ilícito negocio a cambio de unos cuantos dólares.

Estas redes operan en todo el país y captan desdes jóvenes hasta personas adultas para que puedan transportar droga hacia el exterior.

En Bolivia, la Dirección General de Régimen Penitenciario del Ministerio de Gobierno informó, en mayo de 2016, que la proporción de mujeres privadas de libertad por delitos relacionados con drogas alcanzaba poco más del triple del promedio mundial, con 39 por ciento de la población femenina reclusa.

Según un documento de ONU Bolivia, basado en el informe de Régimen Penitenciario, de un total de 1.157 mujeres privadas de libertad a nivel nacional, 448 estaban recluidas por delitos relacionados a la Ley del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas (Ley 1008). Esta cifra representa el doble de la proporción de hombres privados de libertad en el país por delitos similares.