Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 15:06

MIS CIRCUNSTANCIAS

Ubaldo Salvador Roa Godoy

Ubaldo Salvador Roa Godoy
Conmovedora la entrevista de despedida a Ubaldo Salvador Roa Godoy, que retorna a su patria de origen, después de 47 años de ejemplo de vida, en una tierra que adoptó como suya.

Llegó a Cochabamba en 1971 desde Asunción, donde empezaba su carrera profesional en el Club River Plate y la Selección Sub 17 de Paraguay, detectado por Mario Velasco, un ingeniero cruceño que lo trajo para jugar en Petrolero que presidía Hugo Otero.

En base a mucho trabajo, disciplina y hambre de éxito, para ayudar a su familia de diez miembros, Roa quemó etapas desde su equipo del Barrio Santo Domingo, Valois Rivarola, hasta River que fue la vitrina que lo catapultó e influyó en su destino.

Recuerda que llegó a Cochabamba como hipnotizado, porque a esa tierna edad no sabía dónde quedaba Bolivia, mucho menos Cochabamba, pero tenía el firme objetivo de triunfar y cumplir la promesa de regalarle una casa a su mamá que apenas le dio permiso para emigrar a un país solo mentado por la guerra del Chaco.

Así se sumó en la década de los 70 a la legión de jugadores paraguayos como Ángel Adorno, Viviano Lugo, Aniano Bernal, Adriano Jara, Alipio Peña, que llegaron antes de la creación de la malhadada liga del fútbol profesional boliviano, que tanto perjuicio provocó a la juventud cochabambina.

A la decisión personal de Ubaldo Salvador, con sacrificio, humildad y valentía, suma sus características de anticipo, remate, agilidad y el salto alto que lo hacían parecer gigante en la cancha con solo 1.62 de estatura, concitando la admiración de propios y extraños, comenzando por el recordado entrenador Rodenack.

El paraguayo muy boliviano formó su hogar en Cochabamba y un círculo selecto de inolvidables amistades, como los hermanos De La Zerda, Carlos Buitrago y otro extranjero cochabambinizado como Mario Fortunato Ríos.

Roita enfatiza que cuando se quiere se puede, en un mensaje a la juventud para conquistar cualquier emprendimiento en la vida.

Supo desempeñar el rol de entrenador, promocionando a juveniles que destacaron en el fútbol profesional.

Los que tuvimos el privilegio de verlo jugar en Petrolero y Wilstermann, podemos afirmar que es uno de los que queda en el corazón y la historia, como jugador y persona.

¡Jajoecha pebe, querido amigo Salva!