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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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DESDE EL CUARTO PROPIO

Las Casandras

Las Casandras
Una nueva denuncia de violencia contra las mujeres ha sacudido el escenario político; aunque con pocas repercusiones. El hecho tiene como protagonista al Diputado Plurinacional, Henry Cabrera, también Presidente de la Brigada Parlamentaria de Santa Cruz, quien fue denunciado por su expareja por ejercer violencia contra ella. Como era de esperarse, los medios de comunicación dieron cobertura a la información y se dio una conferencia de prensa en la que Cabrera declara que “no tocaría a una mujer”, dejando en el aire una serie de dudas sobre la denuncia.

Como es frecuente se trata de desprestigiar y desacreditar a la denunciante, se pone en duda su palabra y la intencionalidad ¿por qué decide denunciarlo ahora y no antes? Seguro quiere vengarse y perjudicarlo en su carrera política, como revancha porque está despechada.

Como en el mito griego de Casandra, sacerdotisa del dios Apolo que recibe el don de la adivinación a cambio de la promesa de entregarse al Dios; pero que luego se arrepiente y no cumple. Apolo decide castigarla, le permite quedarse con el poder de profetizar, pero le escupe en la boca maldiciéndola para que nunca nadie le creyera.

Varias diputadas del MAS han hecho pública su posición en sentido de que el legislador debe solicitar licencia mientras dura la investigación, para ejercer defensa y evitar que su cargo como Diputado interfiera en el proceso judicial. Otras voces, hemos expresado que tanto la bancada del MAS de la Cámara de Diputados debe resolver, como hizo con otros delitos, la suspensión del asambleísta, dando una señal fundamental de un genuino compromiso por asegurar el respeto del derecho constitucional a vivir libre de violencia y a la ley 348 que esa misma Asamblea aprobó.

La violencia contra las mujeres es un delito, y es así como debe ser tratado. En los casos de violencia, especialmente la sexual y con niños y niñas, es un principio fundamental creer a las víctimas, que en un acto de valentía dan el paso de denunciar al agresor, con quien existe una relación de poder.

En el sistema patriarcal, la palabra de las mujeres está en duda permanente. La Constitución hizo un acto fe, creyendo a las mujeres cuando señalamos la paternidad de nuestros hijos. Tenemos una dura tarea para arrebatar la palabra, hacerla nuestra y cambiar los valores que están en la base del prejuicio para no creer a las mujeres.