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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Una justicia con opciones para la mujer

Segunda oportunidad. Cuando una mujer cometa un delito y logre la redención, deberá pensar bien antes de tropezar con la misma piedra, porque, seguramente, la próxima vez la justicia ya no será tan benevolente.<BR>
Una justicia con opciones para la mujer
Tres niños, como promedio, terminan en la calle por cada mujer que es encarcelada. Esa es la principal conclusión de un informe elaborado por la fundación Construir, en 2016, en el que, además, se aborda el tema de la desintegración familiar que afecta a las familias, como una de las consecuencias.

Cuando una mujer es recluida en la cárcel, en la mayor parte de los casos el hombre deja el hogar y sus hijos quedan abandonados, en la calle o en un hogar de acogida, según el estudio.

Otra opción que tiene la mujer, para no abandonar a sus hijos, es llevarlos con ella al penal, pero los niños viven hacinados y con el riesgo de sufrir agresiones físicas o psicológicas.

Con el objetivo de solucionar esta problemática, en las últimas horas se presentó un anteproyecto de la Ley de Tratamiento Penal Diferenciado para Mujeres, que busca que personas en estado de gestación y lactancia, además de aquellas que sean cabeza de familia y tengan a su cargo niñas, niños, adolescentes, personas adultas, con discapacidad o enfermedad grave y muy grave, no estén con detención preventiva en las cárceles.

De consolidarse esta norma, será una buena medida con el fin de precautelar la integridad de las familias, pero sin que eso se convierta en una herramienta para que las mujeres se liberen de su culpa, con uno de esos argumentos, y después sigan delinquiendo.

Se debe tomar en cuenta que la mayor parte de las mujeres encarceladas está en esa situación por delitos relacionados con la Ley 1008, por lo que es bastante probable que se vuelvan a involucrar en ese ilícito.

La propuesta presentada por el defensor del Pueblo, David Tezanos Pinto, contempla también solo un tercio de la pena para las mujeres, en determinados casos.

Tezanos señaló, como ejemplo, el caso de la boliviana que fue sentenciada por narcotráfico en Argentina por llevar droga para pagar la quimioterapia de su hijo con cáncer terminal.

El Defensor del Pueblo recalcó que cuando una mujer es encarcelada, como en este y otros casos, los hijos quedan desprotegidos y se exponen a las pandillas, la deserción escolar y la delincuencia juvenil, entre otros males.

Otra alternativa de libertad para las mujeres es la disminución de un día de presidio por uno de trabajo estudio.

Según el estudio que presentó la fundación Construir en 2016, el 75 por ciento de las mujeres confesó haber abandonado a sus hijos; otros quedaron al cuidado de los parientes cercanos, a la cabeza del hijo mayor o se cuidan solos. El 25 por ciento de las mujeres vivía con sus hijos en las cárceles, en espacios pequeños.

Que los hijos vivan junto con sus madres en los penales, en condiciones de hacinamiento, o que estén bajo la tutela de familiares o que finalmente sean llevados a los hogares de acogida es desde hace tiempo un debate que no llega a ninguna conclusión.

Unos aseguran que los niños estarán mejor con sus madres en los penales, aunque las condiciones son duras, y otros insisten en que la cárcel no es el lugar más adecuado para que los hijos puedan crecer en forma sana.

Si el anteproyecto de ley presentado por Tezanos sigue adelante, y se aprueba, el mismo debería estar dirigido a favorecer a quienes realmente lo necesitan, y estar acompañado de medidas de reinserción. Es decir, es necesario que las mujeres comprendan que la comisión de un delito, por más difícil que sea su situación, solo les complicará su vida y los que más sufrirán serán sus hijos.

Aplicar esta medida, de favorecer a las mujeres que cumplan determinados requisitos, no debe significar que tengan carta blanca o que puedan gozar de impunidad para cometer delitos.

Cuando una mujer cometa un delito y logre la redención, deberá pensar bien antes de tropezar con la misma piedra, porque, seguramente, la próxima vez la justicia ya no será tan benevolente.