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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Mujer: avances y tareas pendientes

Violencia sin tregua. Las leyes del país protegen y otorgan garantías a la mujer, pero, lamentablemente, siguen ocurriendo casos de violencia. Este año en Cochabamba se han perpetrado 12 feminicidios.<BR>
Mujer: avances y tareas pendientes
Lograr una plena equidad entre hombres y mujeres, aquella por la que luchaba Adela Zamudio hace más de 130 años, es, al parecer, todavía una tarea titánica, pese a los avances normativos que hubo, principalmente en los últimos años.

Hoy se recuerda el Día de la Mujer en Bolivia y, como sucede todos los años en esta fecha, los agasajos menudearán en las unidades educativas, en las oficinas de las empresas y en los hogares. Pero, al día siguiente, la desigualdad, la violencia, el acoso político y, en los casos más extremos, los feminicidios, se harán patentes, nuevamente.

El Día de la Mujer Boliviana fue establecido durante la Presidencia de Lidia Gueiler (1980), en homenaje al nacimiento de Adela Zamudio.

Mujeres disfrazadas de mimos pidieron, con gestos, una mayor igualdad y equidad hacia la mujer. Este acto tuvo lugar en la plaza 14 de Septiembre, el pasado martes. Varias activistas se presentaron con carteles en mano, protestando por la desigualdad que aún está arraigada en la sociedad. Otras optaron por pintarse el rostro y condenar la violencia que sufre su género.

Las normas del país, desde la Constitución Política del Estado, hasta la Ley para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia, protegen y otorgan garantías a la mujer, pero, lamentablemente, siguen ocurriendo casos de maltrato, violencia y feminicidios. Las cifras son contundentes y estremecedoras. Solo este año en Cochabamba se han perpetrado 12 feminicidios.

La violencia intrafamiliar y las violaciones sexuales también están, lamentablemente, a la orden del día. Cada día se escuchan por lo menos tres casos, si no son más, de abusos sexuales cometidos por familiares o amigos cercanos.

Las mujeres reciben una menor remuneración por un mismo trabajo, lo que es otra desigualdad que se debe revertir. Según la Encuesta de Hogares 2015, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 69.95 por ciento de los hombres tiene trabajo, mientras que en el caso de las mujeres, el porcentaje llega al 48.24 por ciento .

Pero se debe también destacar que, en algunos casos, las profesionales mujeres perciben mejores salarios que los hombres, aunque esa no es la regla sino la excepción.

Un importante porcentaje de mujeres se encuentra trabajando en empleos precarios o en el ámbito informal.

Se debe reconocer también que las mujeres han empezado a ocupar cargos ejecutivos en las empresas privadas y entidades públicas y oficios que antes estaban estrictamente reservadas para los hombres, por ejemplo, como ingenieras en diferentes especialidades, en la construcción, en carpintería y en el transporte público, por citar algunos.

Ahora ya no causa tanta sorpresa ver a una mujer conduciendo un vehículo de transporte público, desde un taxi hasta una tráiler, levantando un muro o dirigiendo la construcción de una carretera u otra obra de infraestructura.

Un avance que se logró en las últimas gestiones es la mayor participación de la mujer en la política, en las listas de candidatos para las diferentes elecciones, lo que deriva en más diputadas, senadoras, alcaldesas y magistradas, empero, sin que todavía se cumpla la meta señalada, que por lo menos tengan una participación en esos cargos de un 50 por ciento .

No obstante estos avances, en los últimos años se siguen denunciando atropellos contra mujeres autoridades, a quienes acosan y agreden para obligarlas a renunciar, de modo que sea un hombre el que asuma.

Para resolver estas situaciones de desigualdad e injusticia es importante, además de las leyes, cambiar de mentalidad, pero no solo de los hombres sino también de las mismas mujeres.

La equidad de género permitirá no solamente un mejor desarrollo personal de la mujer, sino que eso necesariamente repercutirá favorablemente en que la familia, y por ende la sociedad, tenga un mayor crecimiento.