Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Eduardo Scott: “En esencia, el ser humano desea y siente lo mismo”

el escritor cochabambino será homenajeado este jueves por la Cámara Departamental del Libro. OPINIÓN dialogó con él. 
Eduardo Scott: “En esencia, el ser humano desea y siente lo mismo”





En el marco de la XII Feria Internacional del Libro de Cochabamba, la Cámara Departamental del Libro hará un homenaje al escritor cochabambino Eduardo Scott Moreno, acto que se celebrará mañana a las 20:30 horas, en el salón Ñancahuazú.

El único ganador en dos ocasiones del Premio Nacional de Novela tiene razón cuando afirmó que ante todo es un lector; su biblioteca llega fácilmente a los mil libros, ordenados en ciencia, artes, novela latinoamericana, filosofía y ensayo, entre otros. Enseñó su colección con gran entusiasmo, indicando que su obra es producto de lectura. Dialogamos sobre el reconocimiento que recibirá, la importancia de lo técnico en la novela y su visión sobre la literatura actual.

P: ¿Qué representa para usted recibir este homenaje en la FILC?

R: Fue una sorpresa. Me visitó hace un par de meses René Rivera, quien es docente en la Universidad Mayor de San Simón. Tenemos algunas afinidades de lectura sobre filosofía, historia y nos gusta mucho Borges. Teníamos una amistad anterior. Me hizo la solicitud y acepté complacido. Me parece una excelente oportunidad para que se conozca mi forma de pensar y escribir.

P: ¿Qué temas le preocupa reflejar en su obra?

R: Los mismos temas que preocupan a todos los seres humanos: qué es la vida, la felicidad, la muerte (que nos separa definitivamente). Especialmente el aspecto técnico de la escritura, me parece últimamente que una parte de la literatura nacional y mundial ha derivado a lo fácil en lo estético. En realidad no guarda una linea estética, en muchos casos es grosera y grotesca, eso evito conceptualmente. En tercero, lo que intento es buscar un significado de lo que son las cosas en el mundo, particularmente aquellas que tenemos como preguntas permanentes: qué hacemos, por qué obramos así, cómo es que los seres humanos tenemos tantas similitudes y a la vez tantas diferencias que producen las guerras y las disimilitudes ideológicas, tanto religiosas como políticas.

P: Los críticos resaltan su lenguaje engalanado y refinado. ¿Qué papel juega lo técnico en su prosa?

R: Antes de responder la pregunta, me parece pertinente señalar que previo a ser escritor yo soy un lector. Empecé a leer muy temprano en mi vida, comenzando con los clásicos: Dickens, Stevenson, dDostoievski, Tolstoi, particularmente la literatura inglesa e irlandesa. En ese sentido, creo que la parte técnica es algo que viene con posterioridad al gusto por la literatura, “el inmenso placer de la lectura”, como diría Borges. La técnica va surgiendo a manera que uno escribe, porque ya aprendido leyendo. En cuanto a los latinoamericanos creo que Borges, Carpentier y Lezama Lima plantean temas psicológicos con belleza estética.

P: Constantemente ha criticado la fe ciega y el dogmatismo. ¿Cómo se ve reflejado ese aspecto en su obra?

R: Tengo un ensayo que trata sobre la formación de las religiones monoteístas (“Apuntes agnósticos. Fe, dogma y razón”,) particularmente sobre el hebraísmo, y cómo este ha sido la fuente del cristianismo e islamismo. La forma que estas dos religiones han dominado políticamente al resto del mundo y cómo esa fe que se convierte en dogma se implante de manera coercitiva y penal sobre la sociedades tanto occidentales como orientales. Son curiosas las críticas de los fundamentalistas religiosos de la derecha cristiana del occidente (estamos viendo en Brasil y Alemania su renacimiento) que critican al islamismo, pero, en esencia, son la otra cara de la moneda en la manera de apropiar el mundo como si fuera una verdad revelada a lo que solo ellos tienen derecho y tiene que imponerla con la violencia.

P: Parte de “La Doncella del Barón Cementerio” está ambientada en Haití; lo mismo ocurre con “He de morir de cosas así”, donde parte de la trama ocurre en otro país extranjero, EEUU. ¿Qué posibilidades le da esta herramienta de hablar sobre Bolivia con una distancia espacial?

R: Una de las cosas que me llaman la atención es una especie de localismo en la literatura nacional; no es que este en contra de esto. El conocimiento humano y la literatura son uno solo en el mundo, en ese sentido yo me considero un lector universal. Conozco algo de esas sociedades, parcialmente algo de la fuerza que tiene ambas novelas es que Bolivia está referida como una mirada lateral que ven esos personajes a nuestro país. En “He de morir de cosas así”, las tres mujeres son liberales y participan del movimiento feminista, una de ella conoce la obra de Adela Zamudio y se toma el trabajo de traducir el poema “Nacer hombre”, las demás se percatan en que es una escritora del siglo pasado y comprenden la enormidad del pensamiento de Zamudio en una sociedad y en un tiempo absolutamente machista.

P: ¿Cómo suena “Nacer hombre” en inglés?

R: Muy bien. Tuve la ayuda de Marco Peredo. Me tengo que referir a Mariano Baptista, quien dijo que si Zamudio hubiera nacido en Inglaterra, EEEUU o Alemania sería un icono del feminismo mundial y literario, pero habiendo nacido acá y en el siglo pasado, es apenas una referencia de curiosidad en el feminismo. De ahí la desventaja en nacer en un país pequeño como el nuestro en un contexto internacional. Como es el caso de Franz Tamayo, superior a Rubén Darío, ambos son extraordinarios, pero Darío es un fenómeno literario y Tamayo no es conocido más allá de La Paz (risas). Es una pena.

P: La construcción de sus personajes femeninos es digna de elogiar. ¿Cómo es posible entrar en su psique?

R: Hay grandes novelas con mujeres protagonistas escritas por hombres, como “Anna Karennina” de Tolstoi y “Madame Bovary” de Flaubert. En realidad, si uno medita sobre el ser humano hombres y mujeres tenemos muchísimas coincidencias. A mí no me ha resultado particularmente difícil escribir sobre personajes femeninos porque en esencia el ser humano siente y desea lo mismo, la felicidad, amar, ser amado, tener una estabilidad en la vida y contribuir en la sociedad en la que vive. Lo que nos hace distintos son las ideologías. Rimbaud decia: “las ideas nacen dulces y termina feroces”, (el caso del marxismo que derivó en los campos de concentración). Las ideologías se apropian de la realidad. Después lo seres humanos somos muy parecidos.

P: Ha estado muy inmiscuido en la área empresarial. ¿Ha influenciado de alguna manera en su labor literaria?

R: Ninguna. Estudié derecho y administración de empresas. Mi verdadera vocación habría sido estudiar filosofía de la ciencia. He tenido un papel positivo administrando empresas, pero ha sido más que todo por las necesidades que tiene la vida. Me hubiese gustado ser un académico, pero no veo que influya. Kafka era un modesto dependiente de una tienda en Praga.

P: Ha escrito novela, ensayo y relato corto. ¿Se siente más cómodo en alguno de estos?

R: Tengo mucho de ensayo tanto en la novela como en los cuentos, y definitivamente hay también literatura y poesía respecto a mis posiciones ideológicas.

Yo tenía 13 años cuando leí al mismo tiempo “Cien años de Soledad”, “El lobo estepario” y “Así habló Zaratustra”. Me marcaron profundamente.