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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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PINTURA/// LA FUNDACIÓN VUITTON ORGANIZA DOS EXPOSICIONES SIMULTÁNEAS DE LOS PINTORES.

Egon y Jean-Michel, dialógo de dos revueltas

Egon y Jean-Michel, dialógo de dos revueltas





Dos revueltas artísticas juveniles, alborotadas, ruidosas, una en la Viena del principios del XX, otra en el Nueva York de finales de ese siglo: Egon Schiele y Jean-Michel Basquiat, dos rompedores de moldes, dialogan a partir de hoy en París.

La Fundación Louis Vuitton lanza al tiempo dos exposiciones dedicadas a dos artistas que poco tienen que ver entre sí, si no fuera porque ambos compartieron un inconformismo con el mundo en el que vivieron, pintaron con profusión "rabiosa" y murieron jóvenes.

Cada uno a su manera, su eclosión en el universo del arte supuso un fogonazo creativo intenso que dejó una huella profunda analizada en dos muestras paralelas en el imponente edificio levantado por Frank Gehry para el dueño de LVMH, Bernard Arnault, cuarta fortuna del mundo.

Apenas duró un decenio, en cada uno de los casos, porque la muerte les sorprendió jóvenes, 28 años en el caso del austríaco, 27 en el del estadounidense con sangre haitiana y puertorriqueña, pero en ambos casos fue un periodo suficiente para legar una ingente obra pictórica.

No ha sido fácil para los conservadores de la Vuitton reunir un centenar de piezas de cada uno, según reconoció el encargado artístico de la Fundación, Jean-Paul Claviere. Schiele, en plena celebración del centenario de su muerte, tiene sus principales cuadros colgados en retrospectivas por todo el mundo, sobre todo en Viena.

Basquiat, convertido en un referente de las subastas de arte, permanece mayoritariamente en manos privadas, por lo que la muestra reposa en las obras de Arnault y en la generosidad de otros coleccionistas, que han prestado obras en muchos casos nunca antes expuestas al público, según la conservadora general, Suzanne Pagé.

Con esos dos nombres, por motivos diferentes, la Vuitton espera amasar un gran número de visitantes atraídos por la polémica y la curiosidad que despiertan ambos inconformistas.

"La obras de estos dos artistas extraordinarios se caracteriza por su extrema intensidad, su energía, su detallismo", señala el comisario, Dieter Buchhart, que agrega que ambos permanecieron fieles a la figuración y estuvieron bajo la influjo de grandes artistas como Gustav Klimt, en el caso del austríaco, o de Andy Warhol, para el estadounidense.

Ambos, añade, buscaron en el arte una válvula de escape para mostrar su desesperación vital, de origen diferente, pero igualmente profunda.

Schiele (1890-1918) rompió con el academicismo que imperaba en la Viena del imperio Austro-Húngaro de principios de siglo, un periodo en el que eclosionaba el psicoanálisis de Freud, y la exposición recorre el reflejo que en sus pinceladas tuvieron sus preocupaciones, la demencia de su padre, su breve encarcelamiento, la Primera Guerra Mundial o la cercanía de la muerte.

Basquiat (1960-1988) también se reveló contra la corriente imperante en los años 80, cuando se declaró muerta la pintura figurativa y él, profundo conocedor del arte pese a que nunca pisó una escuela, decidió revitalizarlo.

Primero en los grafitis callejeros y luego en cualquier soporte, papeles, telas, puertas, maderas”.