La generación de acciones estratégicas, como resultado de la toma de decisiones, es parte del proceso de planificación urbana para lograr objetivos y arribar a un estado final de calidad y habitabilidad. El crecimiento poblacional y, por tanto, la expansión, el mayor consumo de recursos y energía, incremento de tiempos de desplazamiento, deterioro en la calidad ambiental e incidencia negativa en la seguridad alimentaria, reclaman mayor atención institucional ante prioridades tal vez poco visibles, pero imprescindiblemente necesarias de ser solucionadas.

Las ciudades y entidades metropolitanas en Bolivia requieren de la planificación del desarrollo. Esta debe estar contenida en un plan, y ser parte de estrategias regionales de desarrollo; y a su vez, inscrita en un modelo conceptual con visión integral, de largo plazo y sustentable –una política nacional de desarrollo urbano-, coherente estrechamente con el desarrollo regional, la gestión, la sustentabilidad y el territorio, capaz de proponer lineamientos derivados de los principales ejes estratégicos o de problemáticas emergentes del crecimiento y la expansión urbana.

Pensar la ciudad, no segrega la relación entre estructura, morfología y red urbana, dado que la construcción de ciudades como parte de procesos dinámicos continuos, requiere de decisiones cotidianas de múltiples actores que intervienen de manera racional para afrontar la conflictividad urbana conexa con la precariedad de la funcionalidad, la imagen urbana y la cohesión social.

El plan de desarrollo urbano integral con enfoque estratégico establece como instrumento de planificación la base metodológica de la planificación urbana y el diseño -o planificación estratégica de ciudades-, inscrito en un plan maestro normativo. La aplicación de políticas públicas, en tanto instrumentos de transformación, direcciona la planificación urbana, con el desarrollo socio-económico, desarrollo humano y calidad de vida, garantizando la competitividad económica, equidad social, habitabilidad ambiental y la gobernanza participativa como componentes de gestión innovadora del territorio. Mejora las condiciones de relación socio-política, mediante la interactuación comprometida y participativa de actores de la institucionalidad pública, agentes económicos y sociedad civil, contribuyendo al fortalecimiento institucional, la optimización de procesos de gobierno y el manejo eficiente de instrumentos de operativización. Se enmarca en el mejoramiento de la calidad de vida del colectivo ciudadano como estrategia para alcanzar una ciudad más justa e inclusiva.