Como por arte de magia aparecieron hombres trabajando en todas las calles de la ciudad. Es posible que muchos crean que la Municipalidad está más efectiva que nunca o que las autoridades interinas están mejor que las autoridades suspendidas en su función. Lo que ocurre es que la ejecución del Plan Operativo Anual de la presente gestión estaba tan retrasado que el cambio de autoridades ha desnudado la ineficiencia o el despropósito de medir fuerzas ante los adversarios políticos para manipular la información y los proyectos al extremo de paralizar algunas obras fundamentales en la ciudad que tienen relevancia colectiva y son de carácter apremiante. Esta situación no hace más que explicar por qué el afán de los malos políticos de asaltar las arcas municipales para recuperar, por un lado la inversión realizada en la campaña, y por otro garantizar su propósito mediante la exigencia de un cargo desde donde se puede influir sobre las decisiones económicas de ejecución de las obras o compra de servicios. En reuniones interinstitucionales recientes, los principales actores del desarrollo de la ciudad concluyeron que lo que le falta a Cochabamba son líderes y un norte para encontrar el camino acorde al designio de esta maravillosa y mágica villa. Pero cuando se habla de líderes, habrá que buscar con mucha cautela y aclarar que lo que se requiere son líderes humildes, capaces, emprendedores y, sobre todo, comprometidos con su ciudad, pues quienes son líderes actuales, lo primero que consideran es el mal uso del poder en beneficio propio. El bien común pasa a ser un discurso y se impone una lógica de favorecimiento ilícito, no importa sobre la espalda de quién, lo que interesa es satisfacer esos intereses particulares que garantizan el futuro mal habido de quienes se aprovechan de los recursos públicos en beneficio de su prole que disfrutará de las pingües ganancias a futuro. A manera de epilogo, lo que viene ocurriendo se empeora con la calidad de dirigentes vecinales que tenemos, actualmente, los mismos que agrandan las diferencias, disfrutando también de la cadena de corrupción a cambio de favorecimientos particulares. Entonces, la pregunta de fondo es: ¿qué es lo que la ciudad de Cochabamba necesita? Tal vez una respuesta muy directa sería el despojarse de un pseudo-poder político y mal habido, que lo único que ocasiona es una inequidad en la satisfacción de necesidades comunales y engrandece a ídolos de cristal que no dejan participar a los personajes transparentes y muy capaces que tiene la ciudad y que son atomizados por los intereses mezquinos de los malos cochabambinos. Juzgue usted.