Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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OIKOS

Un mundo verde-azul

Un mundo verde-azul
Durante el Primer Taller sobre Ecología y Taxonomía de Cianobacterias en la Universidad de Évora, la Dra. Célia Sant’Anna, del Instituto de Botánica, São Paulo, nos mostró datos sobrecogedores. Un mapeo de la ocurrencia de floraciones de cianobacterias tóxicas (FCT) revela que el planeta ya ha sido conquistado por las mortíferas algas verde-azules, y usted y yo somos los causantes. Con la degradación antrópica de los ecosistemas acuáticos, las FCT son cada vez más comunes y, en un ámbito de cambio climático, el panorama es mucho más grave debido al incremento de la temperatura, salinidad, pH y carga de nutrientes. En una edición anterior, expuse que otro estudio en Estados Unidos superpuso las FCT sobre un mapa de ocurrencia de cáncer hepático no cirrótico, la solapación fue casi perfecta; estamos muriendo por mano propia.

En el mismo taller, el Dr. Jeffrey Johansen, de la Universidad John Carroll, Ohio, mostró su descubrimiento de una nueva cianobacteria que viaja por el mundo sobre su hospedero, la macrófita invasiva Hydrilla. La toxina producida por el alga, un químico también nuevo para la ciencia, atonta aves de varias especies que se convierten en presa fácil del águila calva, la cual muere poco después por efecto del químico acumulado en sus víctimas. La preocupación en Estados Unidos es profunda debido a que el águila calva es una especie protegida y además es emblema nacional.

Como esta, son muchas las toxinas producidas por cianobacterias y tan solo de la microcistina, una de las más potentes, existen más de 200 tipos, la mayoría con efectos hepatotóxicos mortales. En 1996 se reportaron 52 personas fallecidas por uso de agua contaminada con microcistina y otra cianotoxina llamada cilindrospermopsina en hemodiálisis en un hospital brasileño, cuenta el Dr. Vitor Vaconcelos, de la Universidad de Oporto, otro invitado al taller. Estos datos no pueden pasar desapercibidos, así como no pueden ignorarse los efectos que se tuvieron en la población cercana a Alalay en el periodo 2016-2017. La detección en mayo de este año de por lo menos siete especies potencialmente tóxicas en la laguna indica que el riesgo es inminente y continuo.

Johansen asegura que la biología molecular revelará por lo menos un millón de especies de cianobacterias en suelos, agua dulce y marina, pero no todas producen floraciones o toxinas. De hecho, muchas producen compuestos bioactivos utilizados en farmacia y alimentación, nos cuenta otro invitado, el Dr. Vitor Ramos de la Universidad de Oporto. Los registros actuales contienen apenas unos pocos miles de especies, evidenciando que aún queda mucho trabajo por hacer.

Bolivia no cuenta con investigadores que puedan identificar cianobacterias con proficiencia y tampoco existen laboratorios que hagan análisis de toxinas. El desastre ecológico más grande registrado en Cochabamba, el de Alalay, que puso en riesgo de extinción al platincho y mató a miles de aves, no ha sido detonante suficiente para el desarrollo de estrategias de control y prevención de FCT. Acabamos de celebrar con pompa y sonaja otro 14 de septiembre, pero de manera hipócrita hemos hecho lo que siempre hacemos con la Llajta, servirnos de ella sin retornarle nada. ¡Qué dignos hijos de esta resiliente tierra somos!