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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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DESDE AFUERA

Violencia en escuelas: una lección que ningún niño debería aprender

Violencia en escuelas: una lección que ningún niño debería aprender
La noticia de finales del mes de agosto del suicidio de un niño de nueve años en Estados Unidos, pocos días después de anunciar en el colegio su homosexualidad, es un dramático ejemplo de cuáles pueden ser las consecuencias del acoso escolar. Esta y otras duras situaciones constituyen ejemplos muy graves de las consecuencias del acoso entre los propios niños y niñas.

La violencia en la escuela y sus inmediaciones tiene otras muchas y dramáticas dimensiones: desde los ataques directos a las escuelas o a los alumnos en zonas de conflicto (más de 500 verificados en este año) o el castigo físico en los centros educativos -aún consentido en muchos países del mundo-, hasta los tiroteos que se producen en los mismos.

Para la realización de los derechos de los niños a la educación y al desarrollo es clave que las escuelas sean lugares seguros. Pero también es fundamental para el cumplimiento de los derechos a la protección y a la participación infantil.

Cuando el centro educativo se convierte en un lugar inseguro se desencadenan una serie de consecuencias fatales para sus alumnos: afecta a su salud física y mental, disminuye su autoestima, se resienten sus relaciones personales, empeoran los resultados educativos y aumenta la falta de asistencia a clase y el abandono escolar. Además, la violencia hace ineficiente todo el sistema educativo, en términos de aprendizaje y también económicos. El costo de la violencia contra los niños en la escuela sumaría siete billones de dólares anuales, lo que socava gravemente las inversiones realizadas en educación, en salud o en primera infancia.

Los datos sobre violencia en las aulas y en su entorno, publicados en el informe Violencia en las escuelas: una lección diaria en el marco de la iniciativa de UNICEF ·STOPViolenciaInfantil, reflejan que la violencia no es exclusiva de ningún país ni de ninguna región: la mitad de estudiantes de entre 13 y 15 años, unos 150 millones, declaran haber sido objeto de acoso escolar o haber participado en peleas en el centro o sus alrededores.

España es el tercero -entre los 37 países de Europa, EEUU y Canadá- con menor índice de violencia en las escuelas entre estudiantes de 13 a 15 años. Sin embargo, el 16.7 por ciento de niños entre 13 y 14 años ha manifestado haber sufrido acoso escolar en los últimos dos meses, y 1 de cada tres (30.4 por ciento ) ha estado involucrado en una pelea durante el último año.

En el caso concreto de la violencia entre iguales y el acoso escolar, demasiados factores contribuyen a que este fenómeno sea complejo de erradicar. Todavía permanece en el imaginario cultural la dañina frase "son cosas de niños".

No olvidemos tampoco que el comportamiento de niños, niñas y adolescentes muchas veces refleja patrones de violencia que los niños ven en la conducta de los adultos, en la familia, en la vida pública, incluso en los medios de comunicación. Patrones de conducta que más veces de las que pensamos sirven de ejemplo, y muchas veces de excusa, a los acosadores más jóvenes.

Otro factor relevante es el ciberbullying, que amplía el impacto del acoso escolar mediante las redes sociales, así como el espacio y el tiempo en el que la víctima lo sufre: más allá del centro educativo, más allá del horario escolar, más allá del suceso concreto, ya que permite registrarlo y difundirlo.

Tomado de la agencia EFE