Desde hace unas semanas, en Bolivia no hay día que no se registre un incendio, algunos de mayor magnitud que otros. Según el informe oficial de focos de calor e incendios forestales del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, desde enero hasta el 10 de septiembre de este año ya se registraron 28.109 casos en todo el territorio nacional.

La cifra reportada está entre una de las más altas de los últimos ocho años, situación que debe preocupar a las autoridades nacionales, departamentales y locales.

El informe muestra que entre enero y septiembre de 2010 fue cuando más focos de calor e incendios forestales se reportaron en estos últimos ocho años en el país. Solo en ese periodo se registraron 67.625 casos, más del doble si se compara con el periodo de este año.

Otro tiempo crítico fue 2016, cuando en los nueve meses de ese año se anotaron 42.728 casos. Similar situación, aunque en menor magnitud se dio en 2017, cuando la cifra llegó a 33.307.

Ahora si nos referimos específicamente a Cochabamba, en este año ya se reportaron 354 incendios de los 28.109 que hubo en todo el país.

Comparativamente, el número es bajo, pero preocupante porque una buena parte de los incendios se dieron en el Parque Nacional Tunari, considerado el único pulmón ecológico de la ciudad de Cochabamba.

Según la plataforma ciudadana Tunari sin fuego, desde agosto hasta la fecha, casi todos los días se reportan llamadas de emergencia para sofocar incendios que principalmente se dan en el Parque.

Por la temperatura que empieza a subir, además de la imprudencia e irresponsabilidad de algunas personas, se teme que en los próximos meses el índice de casos se incremente.

Si acaso ello ocurriera, lamentablemente la gente que combate el fuego y protege el Tunari carece de recursos para encarar esta problemática. Por esa razón, hoy la plataforma se moviliza para recaudar fondos que permitan comprar los equipos necesarios.

Es una pena que a sabiendas de cuán vulnerable es el Parque Nacional Tunari, hasta ahora se tenga que mendigar recursos para protegerlo. Esa situación parece repetirse en todo el país, ya que tampoco existe lo suficiente para encarar los incendios.

Hasta ahora pareciera que no se aprendió nada de las desgracias que en el pasado ocurrieron, no solo en el Tunari, sino en otros lugares del país.

Hay que recordar, por ejemplo, la tragedia que sucedió en agosto de 2017 en la Reserva Biológica Cordillera de Sama (Tarija), una de las 22 áreas protegidas que tiene el país. En esa oportunidad, el fuego arrasó con más de 10.600 hectáreas y dejó tres fallecidos, además de 1.479 personas que fueron atendidas en centros médicos por quemaduras, intoxicación, entre otros. A estos se sumaron 3.000 familias de comunidades campesinas dedicadas a la agricultura y cría de animales domésticos que perdieron sus animales y cosechas.

Este año, Santa Cruz es uno de los departamentos que más focos de calor e incendios forestales ha registrado. Según el informe del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, entre enero y septiembre de 2018 ya se reportaron 16.536 casos.

Al departamento cruceño le sigue Beni, donde ya se han registrado 9.572 hechos.

Estos datos deben alarmar a las autoridades, quienes están obligadas a asumir acciones que permitan proteger nuestro medioambiente, además de actuar inmediatamente cuando se registre un incendio.

Se necesita contar con todos los recursos para hacer frente al fuego, pero también para realizar labores de prevención.

Por su parte, la ciudadanía debe tomar conciencia de lo peligroso que puede ser el prender una pequeña fogata, que si no es apagada correctamente puede ocasionar graves catástrofes y con pérdidas humanas.