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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Danza y jacarandá

Danza y jacarandá
La democracia en el país está sitiada, nada más ni nada menos por quienes juraron respetarla cumpliendo y haciendo cumplir los mandatos constitucionales.

La ciudadanía, en consulta legítima y legal, se resistió a la intención manifiesta de los actuales gobernantes a perpetuarse en el poder. No obstante, actitudes y acciones antidemocráticas e inconstitucionales siguen y suman, realizándose en contra de la voluntad popular, poniendo en grave peligro la institucionalidad y el estado de derecho. Ante ello, es un deber cívico persistir en la resistencia y en contra de perversas intenciones, esgrimiendo como una única arma de lucha las disposiciones de nuestra Carta Magna. Mas no todo lo que ocurre en el país tiene el estigma proclive al totalitarismo. En otros ámbitos hay acciones y labores que realizan entes no gubernamentales que dignifican a nuestra querida patria, la exaltan y resaltan cualidades; que por un momento hacen olvidar el drama político en el que nos hallamos sumergidos, tal es el caso del Séptimo Festival de la Danza Contemporánea que se desarrolla en los ambientes del teatro al aire libre del Palacio Portales, desde el 4 al 12 de los corrientes, bajo el cobijo y amparo de los jacarandás, cuyas flores violetas arrancadas por la brisa vespertina semejan un lecho nupcial, en el cual arte y cultura conjuncionan sus arrebatos.

¿No es acaso la danza la expresión corporal que más se asemeja a los encuentros amorosos de los cuerpos, a la levitación del espíritu, a la cadencia y consonancia que proporciona Eros? La primera noche del festival fue una viva muestra de ello, ante un lleno repleto de público extasiado y entusiasta. La compañía Focus del Brasil, de prestigio internacional ganado en festivales de América y Europa, durante 45 minutos exactos hizo las delicias de la concurrencia con “Las Canciones Que bailaste para mí”.

Cuatro parejas en perfecta armonía y movimiento plástico espacial se intercomunicaron inmediatamente con los asistentes. El profesionalismo y la simpatía de los actores y el fondo musical del ídolo de siempre, Roberto Carlos, hizo las delicias de quienes tuvieron la fortuna de vivir una noche de preámbulo a la primavera. Los días sucesivos, hasta la fecha, también intervinieron representaciones bolivianas de un colectivo artístico dirigido por tres virtuosas bailarinas de reconocida trayectoria en la danza contemporánea y, por supuesto, como era de esperarse, Melo Tomsich Cozi con la obra denominada “El Imaginario”.

Desde España, el grupo Hurycam, en breve pero brillante actuación, en su “Odiero” desarrolló magistralmente los enlaces y desenlaces de una pareja. Uruguay con Manada dio una muestra de masculinidad danzante casi insuperable. Conjuntos, directores y coreógrafos fueron los artífices de verdaderas noches de gala, resaltando la participación de los curadores del festival, dos Marcelos, uno brasileño y el otro boliviano, quienes aportaron sus años de experiencia y su innegable gusto estético para el éxito del séptimo encuentro con la danza. Nada de lo dicho hubiera sido posible sin la intervención bienhechora de la directora de ese centro pedagógico y cultural, la arquitecta Elizabeth Torres, quien ensambló arte, economía y administración para producir el milagro de situar a Cochabamba entre el muestrario de realizadores de arte en el mundo.