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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La pobreza y los pozos sépticos

Indignante. La muerte de este niño es indignante e inaceptable, y debería quitarnos el sueño hasta que la empobrecida situación de miles de hogares y decenas de unidades educativas mejore sustancialmente.<BR>
La pobreza y los pozos sépticos
Un niño de siete años murió ahogado tras caer dentro de un pozo séptico en su colegio situado en la zona sur de la ciudad. Esta noticia, que causa dolor en sus familiares, es una nueva llamada de atención sobre la situación paupérrima en la que se encuentran decenas de unidades educativas, que no cuentan con lo fundamental, servicios básicos como agua potable y alcantarillado.

Según la información difundida por la red Bolivisión, la noche del pasado miércoles, el estudiante aparentemente jugaba a los saltos cerca del pozo séptico que se encontraba protegido solo con una madera improvisada.

La pobreza franciscana en la que se encuentra esta unidad educativa no es la excepción, sino parece ser la regla en colegios de la periferia, especialmente en los barrios más alejados de la zona sur y algunos en el sector norte, en el Parque Nacional Tunari.

En los barrios de la zona sur de Cercado, que colindan con el municipio de Arbieto, la excavación de fosas que sirven como letrinas es común, tanto en hogares como en unidades educativas.

La inexistencia de alcantarillado en un determinado barrio implica que el mismo es ilegal o que las autoridades, en este caso municipales, demuestran desidia en el cumplimiento de sus obligaciones, es decir, dotar de forma oportuna servicios básicos para que los habitantes puedan vivir dignamente.

Lo contrario significa que estos vecinos son considerados ciudadanos de segunda categoría y se arriesgan, además, a sufrir enfermedades diversas por la contaminación.

Un refrán popular afirma que no se debe llorar sobre la leche derramada, pero en este caso concreto seguramente la muerte de este niño de siete años se hubiera podido evitar si esta unidad educativa contaría con instalaciones sanitarias adecuadas.

En el establecimiento hay personas responsables que deberían haber asegurado este pozo séptico y no conformarse con simplemente colocar una tapa de madera encima, como sucede en muchos hogares y escuelas.

El deceso de este pequeño es irremediable, pero deberá servir para que las autoridades reaccionen inmediatamente, reflexionen y trabajen para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la ciudad, sin importar si viven en el centro, en el norte o en el sur.

Un caso similar ocurrió en una escuela de Sudáfrica, el 13 de marzo de este año. Una niña de cinco años murió ahogada tras caer dentro de una letrina de su escuela. La ministra de Educación de ese país, Angie Motshekga, afirmó, según la agencia alemana de noticias DPA, que esta muerte “de una forma tan indigna” era completamente inaceptable y profundamente perturbador”.

En el caso acaecido en Cochabamba, en la zona sur, la muerte de este niño es también indignante, inaceptable y que debería quitarnos el sueño hasta que la empobrecida situación de miles de hogares y decenas de unidades educativas mejore sustancialmente.

Un informe especial publicado en este diario el 23 de octubre de 2016, por enésima vez, advertía sobre las condiciones precarias en las que viven los habitantes de los distritos 8, 9 y 14, de la zona sur, porque no cuentan con los ingresos suficientes que les garantice una subsistencia digna, y para colmo están abandonados, sin agua potable, red de alcantarillado o energía eléctrica.

Las familias de los barrios colindantes con el municipio de Arbieto señalaban que la excavación de pozos sépticos es común por la falta de una red de alcantarillado. Su salud y vida están en riesgo por esta carencia.

Este hecho luctuoso tiene que servir para que las autoridades se pongan el overol para trabajar y no solo para lucirlo ante los electores. Esta dura lección debe ser capitalizada para un cambio de timón, de 180 grados. Ojalá que sea la última muerte por una situación que podía haberse evitado.