Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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DESDE EL CUARTO PROPIO

En las calles ya es ley

En las calles ya es ley
Con ese grito recibían las mujeres argentinas la confirmación de que el Senado argentino le había dado la espalda a su histórica demanda por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito.

Con 38 votos en contra, 31 votos a favor y 2 abstenciones, el Senado rechazó el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, aprobada en la Cámara de Diputados, votando en contra de los derechos de las mujeres y respaldando la clandestinidad del aborto.

El debate por la legalización del aborto en Argentina fue calificado como de los más profundos producidos desde la recuperación de su democracia en 1983.

A pesar de la aparente derrota en el Senado, el movimiento por el aborto legal, seguro y gratuito lo reconoce como una gran victoria, pues logró incluir el proyecto de ley para su consideración, posicionar el aborto como un asunto de salud pública y derechos de las mujeres y mantener un debate sostenido en los medios de comunicación, captó la atención de los movimientos de mujeres en el país y en el mundo, logrando que cientos de miles de personas manifestasen su posición respecto al aborto de forma pública y saliesen a la calle a expresarla. Se despenalizó socialmente, invitando a hablar sobre un tema del que pocos querían hacerlo.

Se ganó en las calles, no solo en Argentina, pues la ola verde invadió las calles de la región. En solidaridad, se realizaron movilizaciones y expresiones de apoyo en las puertas de las embajadas argentinas de América Latina y el mundo.

En nuestro país, cientos de feministas identificadas con la pañoleta verde se movilizaron en cuatro ciudades, el pasado 8 de agosto.

Como ocurre en Bolivia, en la actualidad el aborto en Argentina es permitido solo en casos de violación o cuando la salud de la mujer está en riesgo, y su práctica está penada por una ley que data de 1921.

Se ha comprobado que la penalización no disminuye la práctica del aborto, pero sí fortalece su clandestinidad y refuerza los intereses económicos de un mercado negro que lucra con la necesidad de las mujeres.

La ola verde volverá, porque ha despertado una chispa en toda la región, donde el aborto inseguro sigue siendo una realidad que condena a las mujeres con embarazos no deseados, a decidir entre un aborto clandestino y un embarazo forzado.