Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Ejercicio intercultural

Ejercicio intercultural
Hasta hoy, una de las experiencias más lindas como docente en la universidad fue realizar de “motu proprio”, un ejercicio intercultural, obviamente siguiendo el contenido de la materia, donde la estrategia utilizada con los estudiantes para interesar la temática fue fascinante. Durante un mes, grupos reducidos del curso se asimilaron a culturas bolivianas de tierras bajas y altas. Lo primero que se recalcó es que hablen en primera persona: “yo soy” o “nuestros ancestros”, etc. Mientras unos dramatizaban su cultura, los otros, que eran miembros de otras culturas, observaban, aprendían y dialogaban respetuosamente, y para la próxima exposición, investigaban más y mostraban creativamente su cultura. No fue una exhibición, no se disfrazaron de indígenas, ellos y ellas se vistieron con los atuendos de sus culturas. No fue folclore, ni exotismo.

Según los resultados, y al realizar la evaluación, todos y todas manifestaron que fue una vivencia significativa y enriquecedora. Acá se valoró la importancia de conocer la realidad desde la “mirada del otro”. Fue una experiencia notable. Eso fue interculturalidad.

El antropólogo ecuatoriano Guerrero señala: “La interculturalidad no significa la simple constatación cuantitativa de múltiples y diversas culturas, ni tampoco solo declarar su reconocimiento y tolerar la insoportable diferencia del otro, la interculturalidad son las relaciones, interacciones y el conocerse. Es un permanente diálogo entre la alteridad, entre seres humanos provistos de miradas diversas del mundo, entre los que se producen intercambios simbólicos de significados y sentidos”.

¿Será posible construir la interculturalidad en un país como Bolivia? A diferencia de la multiculturalidad o pluriculturalidad, la interculturalidad es una realidad que todavía no existe, pues la interculturalidad (en mi opinión) es una actitud política opuesta al etnocentrismo, que se la debe construir. Es un horizonte utópico, sin embargo, no es imposible alcanzarla.

Contrariamente, la política del multiculturalismo es la tolerancia a la diferencia y para despolitizar, la tolerancia se la utiliza como estrategia de dominación. En consecuencia, hace posible el control y la desarticulación del potencial político contestatario de la diversidad. Por otro lado, la pluriculturalidad es un hecho objetivo y cuantitativo, que acontece en un territorio donde existe diversidad de culturas, sin embargo, las interacciones que se establecen entre ellas están irreparablemente atravesadas por el tema del poder.

De forma tal que la diferencia entre multiculturalidad, pluriculturalidad e interculturalidad, no solo hace referencia a conceptualizaciones distintas, sino a horizontes de vida, de existencia, de sociedad y crecimiento, con prácticas, visiones, compromisos, tareas y dimensiones políticas no solo diferentes sino antagónicas.

Para cerrar la idea, Bolivia grande y amada, muchas culturas, diferentes historias, hombres, mujeres y diversidades, variados ecosistemas, formas de ser, horizontes, imaginarios y cosmovisiones. No obstante, en este extraordinario territorio y espacio, desconocido para muchos y donde cada quién irrespeta como le viene en gana, ¿la interculturalidad, en definitiva será una utopía?