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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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PATRIMONIO CULTURAL

Educación intercultural

Educación intercultural
Se considera educación intercultural cuando se da la interacción entre dos o más culturas de forma horizontal y beneficia a la integración y relación armónica de todos sus miembros. El contexto local está compuesto por diversas realidades que presentan distintos niveles de dificultad. Practicar una educación intercultural puede cooperar a contar con soluciones pertinentes a conflictos en un medio tan complejo como el que tenemos. A continuación, citamos algunos aspectos a considerar:

“Puesta en valor de los saberes ancestrales y del patrimonio colectivo”, implica aceptar que nuestra existencia está vinculada a la historia e identidad de la comunidad a la que pertenecemos, reconociendo, aceptando y apropiándose del patrimonio cultural material e inmaterial que se tiene como la herencia más valiosa y auténtica que se debe preservar, defender y promover.

“Protección del medioambiente”, conocer el hábitat contribuye a su conservación, cambiando hábitos que dañan el medioambiente por otros que lo protegen.

“Aprendizaje holístico o educación integral”, respetar la identidad de cada persona, asumiendo que posee un significado y sentido de su vida a través de la relación social con su comunidad; bajo los principios de interdependencia, diversidad, sostenibilidad y otros. La persona reconoce su entorno como una compleja red de relaciones entre distintas partes componentes de un todo global y eso le permite adaptarse a nuevas realidades y adquirir práctica para resolver conflictos individuales o de grupo.

“Inclusividad, equidad y comunicación”, promueve el buen trato y facilita a las relaciones humanas.

“Prevención de la violencia”, implica incentivar la convivencia entre personas en base al respeto y la tolerancia.

“Fomentar la interdisciplinariedad”, permite que personas de distintas áreas de conocimiento conformen equipos de trabajo como la mejor opción para solucionar problemas.

“Promover el respeto y la solidaridad”, como las actitudes más nobles que fortalecen la construcción de comunidad.

Una parte importante de la formación de nuevas generaciones está en manos de los maestros, una labor digna, pero a la vez compleja por las muchas responsabilidades que implica.

La otra parte está en manos de todos nosotros, de hombres y mujeres, que tenemos la obligación de protagonizar desde donde nos encontremos la proyección de un mejor futuro de beneficio colectivo, en el que se respete la individualidad cultural de sus miembros.