Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Eros

La vida es un misterio inherente que tratamos de develar de múltiples formas. Desde el Big Bang hasta Bodh Gaya, desde la autopoiesis de Maturana hasta el Dios de Spinoza, estamos buscando el hack que nos permita entender el cómo, el porqué y el para qué de todo.

No hay dos puntos de vista similares acerca de la vida. Es una experiencia totalmente subjetiva. Por lo mismo, ¿cómo legislar en los bordes de la misma? ¿En el nacimiento y la muerte? En efecto, las redes sociales se han convertido en arena de combate para debatir este tema. ¿Estar a favor o en contra? Me atrevo a decir que nadie ha cambiado su postura leyendo internet. Queremos legislar el efecto (aborto). Pero, sobre todo, también hay que atacar la causa (educación sexual). Como en muchos aspectos, la educación aparece como la “solución mágica” contra los males de la sociedad, pero ¿quién se atreve realmente a ponerle el cascabel al gato y asumir el reto con altura de miras?

Lastimosamente, hablar sobre sexualidad es un tema totalmente impregnado por prejuicios, desconocimiento, mitos y falsas creencias. Un tabú que eluden los padres y los profesores y que termina con Mia Khalifa como maestra. No solo hay que educar a los niños y jóvenes sino, especialmente, a los padres, a la sociedad en general. Hay que disociar sexualidad de reproducción y genitalidad.

Al respecto, las cifras sobre el tema son alarmantes. Bolivia tiene la mayor tasa de embarazo adolescente en Latinoamérica. Hasta el año 2015, según reportes, solo el 3.2 por ciento de la población recibió algún tipo de educación sexual. En 2016, hubo 2.371 embarazos adolescentes en el país. En 2017, el 18 por ciento de embarazos fue en mujeres de 15 a 19 años. El 70 por ciento fue no deseado.

Basta de decir “salvemos las dos vidas” si no podemos asumir una sexualidad responsable al interior de los contenidos académicos de los colegios. El discurso debe pasar a la acción fuera de las nociones de culpa y castigo.

Por lo mismo, se sorprenderían de descubrir todo lo que desconocemos de sexualidad. No es un tema de edad. Es de autoconocimiento. A muchos jóvenes les pregunto sobre la tasa de fertilidad en una mujer de 30 años (y la respuesta les asombra). Lo mismo, la cantidad de personas que piensa que el coitus interruptus previene el embarazo. Por favor, sigan las pañoletas, que sigan las consignas, pero también, que comience la educación sexual en el amplio sentido de la palabra.

En palabras de Nietzsche: “Amar la sexualidad es amar a la vida, la veneración de la creación de vida, afirmación del triunfo de la vida sobre la muerte”.