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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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SERENDIPIA

Miedo patológico

Miedo patológico
¿Miedo patológico?, ¿crisis de angustia?, ¿ataque de pánico?¿trastorno ansioso? ¿panofobias o miedo a todo? Sí, un poco de todo eso y, al mismo tiempo, ninguno. Ciertamente todas las personas necesitamos, para sobrevivir, equilibrar el miedo excesivo y la ausencia de él. Pero, ¿qué hacer cuando tu entorno solo te provoca temor? No imaginario o ilusorio, ni traumático, sino abrumadoramente real.

Vivo en un país en el que uno de los temores más grandes es caer en los ojos de impuestos internos, claro eso solo para los que realizan actividades formales y conforme a la ley. En Impuestos Nacionales se respaldan con resoluciones normativas de directorios, incluso contradictorias a leyes nacionales y tienen ejércitos de muchachitos que andan persiguiendo a quién multar por lo que fuera y como fuera, sin ninguna opción de defensa o protección.

Si por alguna razón quisieras acudir a la justicia para que te defienda, te enfrentarías a una entidad sometida al Gobierno, administrativamente hablando de hace siglos atrás y donde cualquier juicio lo gana quien más rápido y mejor despliega los billetes para favorecerse, es decir, siempre terminan ganando los más ricos y corruptos.

Es un robo, ciertamente. Entonces, ante el abuso acudes presuroso a la Policía para que hagan algo. Y no, lamentablemente tampoco es la entidad que pueda colaborarte. Por el contrario, hay que ponerse a buen recaudo de sus miembros. Más seguro y con menos riesgo mientras más lejos te encuentres de un policía. Qué paradójico y penoso, ¿verdad?

Las FFAA, lamentablemente tampoco. Es más, es probable que algunos de sus miembros te “pierda” la mochila si le diste alguna a cuidarla, mientras visita lenocinios.

Entonces, corriendo ante el Ombudsman, que es su nombre en sueco. ¿Ni idea de qué es eso? Igual no importa, pues el Defensor del Pueblo, que esa es su traducción, resulta que es una entidad en la cual tampoco la población confía y menos espera o cree que pueda defendernos.

Acudir al Estado, ni pensarlo. Basta ver el tema en salud con el maltrato recibido por los discapacitados, los enfermos de cáncer o de aquellos que necesitan hemodiálisis. O en el tema de derechos con el abandono que han sufrido los expresos políticos de las dictaduras.

¿Qué hacer en un país donde ninguna de las entidades estatales creadas para defenderte te defiende? Morir de pánico o temblar y Dios quiera que no tengas que tropezarte con ninguna de estas.