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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Los que se creen intocables

Prepotencia. Cometer una infracción y escudarse en su “poder” como autoridad o cargo es una moneda común en el medio, un expediente fácil al que recurren algunos soberbios.<BR>
Los que se creen intocables
Un diputado del Movimiento Al Socialismo (MAS) por Potosí, que se encontraba en estado de ebriedad, se desnudó en el aeropuerto de Cochabamba, agredió a los policías que pretendían arrestarlo y a cuanta persona se le atravesaba en su camino.

El legislador, no conforme con estas deplorables acciones, amenazó, según testigos que lo vieron de cerca, con tomar represalias y dejó en claro que se trataba de una persona que tenía mucho “poder” y que no podían hacer nada contra él.

El diputado suplente de la Villa Imperial fue finalmente reducido por los agentes del orden y trasladado hasta la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen.

Cometer una infracción, e incluso delitos, y escudarse en su “poder” como autoridad o cargo o en sus “contactos”, es una moneda común en nuestro medio, un expediente fácil al que recurren algunos soberbios, que además de agredir a quienes tratan de apaciguarlos, intentan salir impunes y, en los casos más extremos, buscan que se sancione a quienes cumplen con su deber.

Malos políticos, militares, policías, familiares de empresarios o gente que conoce a una persona con “poder” han aprovechado esta situación para salir impunes de los delitos que cometen.

Es frecuente escuchar y ver por televisión a personajes en estado de ebriedad que levanten nombres y amenazan a los policías o funcionarios que los detienen con hacerles dar de baja e incluso meterlos tras las rejas.

En algunos casos, aparentemente, estas amenazas funcionan y el soberbio se libra de toda sanción. En otros, felizmente, se aplica la ley como debe ser, para todos, sin distinción.

La soberbia, según señala la Iglesia, es uno de lo siete pecados capitales, el peor de todos. Se define como un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás. Es soberbio aquel que es altanero, arrogante y vanidoso.

Otros pecados son la ira, la lujuria, la gula, la avaricia, la pereza y la envidia.

El papa Francisco se refirió también en varias oportunidades a la soberbia, como un acto que degrada al ser humano y que lo hace estéril y, al contrario, la humildad lo vuelve fecundo.

Es también común ver a personas retenidas en los operativos que realiza la Policía, especialmente fines de semana, que nombran a sus conocidos para librarse del arresto, además de insultar y menospreciar a los agentes del orden.

Lo que procede en estos casos, además de la sanción correspondiente a estas personas que cometen una infracción, es que las entidades que las cobijan actúen de inmediato y con severidad. Porque, lamentablemente, lo que sucede es que se los encubre y, aunque parece paradójico, se sanciona a quien trata de hacer cumplir la ley.

En otro caso, ocurrido el 24 de mayo pasado, un policía de Radiopatrullas 110 agredió en La Paz a una funcionaria de la Guardia Municipal de Transporte, porque esta le había pedido que retire su vehículo de un lugar donde está prohibido estacionar.

El prepotente oficial, según la agencia Urgentebo, se bajó de la patrulla en forma desafiante y empezó a agredir a la funcionaria. ¿A usted le han enseñado los grados?, le espetó el policía, según un video difundido por las redes sociales.

Más allá de ostentar su “poder” político o económico o su cargo, para mal, los funcionarios públicos y quienes tienen alguna autoridad deberían ser ejemplos en la sociedad y cumplir a cabalidad las normas.

Pero, reiteramos, algunos malos funcionarios consideran que estar en una situación de privilegio les da derecho de maltratar a las otras personas.

Se debe imponer sanciones ejemplarizadoras a quienes contravienen las normas establecidas por la sociedad.

Un funcionario público está para servir y proteger a los demás y no para aprovecharse de su cargo.