Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Quo vadis socialismo del s. XXI

Quo vadis socialismo del s. XXI
No hubo ni un solo tiro, pese a ello, el socialismo real soviético, como emblema mundial, se desmoronó con tal estrépito, como si hubiera sido bombardeado por sus cuatro costados. 70 años de construcción y consolidación tuvo un costo de millones de vidas humanas segadas, miseria, desamparo, y lo que fue peor aún, miedo, sometimiento y ninguna libertad. Los que instrumentalizaron el poder político, de la noche a la mañana se convirtieron en multimillonarios, constituyéndose en los nuevos ricos con fortunas incalculables que hoy proclaman, muy ufanos, la libre empresa, la inversión, cuando no mafias poderosas que extienden, por doquier, sus actividades ilícitas vergonzosas y vergonzantes.

Quedaron algunos nostálgicos que creyeron ver que la muerte del socialismo fue un error histórico circunstancial que podía resucitar en una nueva dimensión, estos nostálgicos se cobijaron bajo los paraguas de derechos humanos, defensa de la naturaleza, rescate de los valores nativos de pueblos oprimidos, escogiendo Sudamérica como campo de su experimentación; Chávez, manipulado por el Comandante habanero, jugó el triste papel de implementarlo en su patria: "Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad, debemos transformar el modo de capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día". Hace trece años de tal manifiesto, del cual no queda nada de lo planteado desde el palacio de Miraflores, comprobándose que todo fue una garrafal mentira, una obsesión; el nuevo sistema fracasó rotundamente por la perversión de sus líderes, quedando, tan solo, miseria por doquier, persecución, ilegalidad, muertos y confinados y la obsesión de un desaforado para continuar en el poder, sentado su trono sobre osamenta de sus compatriotas. Tal es la situación, que hoy se enfrenta en Venezuela el descalabro económico más grande de la historia universal, una hiperinflación rayana en 1.00.0000 por ciento ; que, para encubrirla, periódicamente, se quitan ceros a los billetes papeles,mientras el pueblo se disputa con las ratas los desechos de comida que quedan en los basureros. Otros Estados abrazaron la mítica postura, Nicaragua se halla en el mismo recorrido al abismo, más de 300 asesinados invocan silentes que Noriega se vaya, como se fue Correa, luego de defraudar cuantiosamente al Estado ecuatoriano y hoy es prófugo de la justicia. En casa, que también sigue la utopía, esbozada en una ideología indigenista, rayana en el racismo, las cosas van por el mismo camino, observamos y vivimos la desinstitucionalización total. No existen límites éticos y morales, al contrario, la mentira, el doble discurso, la tergiversación de los hechos y las circunstancias son la única guía de acción. Otrora, su líder carismático, perdido hoy en un discurso que no vence ni convence, ansía perpetuarse en el poder para nada. Del socialismo del siglo XXI no queda nada que valga la pena rescatarse, es la mala lección que no debe repetirse jamás; así lo ansían los pueblos que tuvieron el trágico destino de vivirlo.