La polémica sobre la despenalización o no del aborto ha cobrado fuerza en las últimas semanas en países como Argentina y Chile, en Sudamérica, y República Dominicana, en las Antillas, a tal punto que en las capitales de estas naciones se han movilizado miles de personas en contra y a favor de esta medida, con heridos de por medio.

En Santiago de Chile, la noche del miércoles pasado, una marcha a favor del aborto libre fue atacada por encapuchados, quienes hirieron a puñaladas a tres manifestantes y a un comandante de Carabineros.

Analizar este tema es siempre muy sensible, porque toca un aspecto fundamental, la vida de un ser humano. Los que defienden la legalización del aborto alegan que, por ejemplo, cada mujer tiene el derecho a decidir sobre su cuerpo, entre otros argumentos.

Los detractores del aborto, las iglesias, por ejemplo, afirman que no se puede acabar con la vida de un ser humano, ni siquiera en el vientre, porque sería cometer un asesinato.

En Argentina, la Conferencia Episcopal llamó en más de una oportunidad a la población a manifestarse en contra de la ley que busca despenalizar el aborto, que se prevé se votará en el Senado de ese país el próximo 8 de agosto, “para denunciar que el proyecto vulnera la vida del recién nacido y pedir que no se apruebe”, según una nota de la agencia de noticias EFE.

La Iglesia católica argentina propone replicar un plan implementado por algunos sacerdotes de ese país, de acompañar y acoger a las mujeres que pasan por un embarazo inesperado o que pudiese causar algún riesgo para su salud o la del niño por nacer, para lo cual sugieren la creación de centros denominados “Hogar del Abrazo Maternal”.

Por su parte, las personas o grupos que se manifiestan a favor de la despenalización argumentan que miles de mujeres mueren cada año porque se someten a abortos en condiciones extremadamente precarias.

Estos grupos que se manifiestan por la despenalización del aborto buscan que las mujeres que tomen la decisión de interrumpir su embarazo no sean condenadas a la cárcel.

En Argentina, el proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo fue presentado por séptima vez por la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y está vigente en la agenda de la sociedad argentina, con dos posiciones claramente definidas, los que están de acuerdo y los que se oponen.

El debate en este país es tan intenso que involucra a la mayor parte de la población. Hace un semana, el conocido dibujante argentino Quino tuvo que desmentir que él y su personaje Mafalda estén en contra del aborto, después de que se viralizara unas supuestas declaraciones suyas, con el pañuelo celeste de las autodenominadas asociaciones “provida”.

La polémica del aborto se reavivó también en los últimos días en República Dominicana, donde la Iglesia católica reiteró su oposición a la posibilidad de que el país apruebe el aborto, “crimen que echa fuera a uno para salvar a otro, como lo hace la mafia”.

Los jerarcas eclesiásticos de ese país rechazan los planteamientos de grupos feministas, políticos y otros de la sociedad civil que abogan porque el aborto se permita en las causales de violación sexual o incesto, cuando la vida de la madre corra peligro inminente y cuando el feto sea declarado inviable por los médicos.

La decisión de despenalizar o no el aborto está en manos de los legisladores de cada país, tomando en cuenta las posturas, mientras sean sensatas, de los diferentes grupos e instituciones.

Lo más prudente para quienes deben asumir una decisión sobre este tema es tomarse el tiempo que sea necesario, no dejarse llevar solo por las presiones de uno u otro grupo, y pensar siempre en el bienestar común.