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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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EL GESTOR TRABAJA EN EL DISEÑO DE ALGUNOS PROYECTOS DE LA SECRETARÍA DE CULTURA Y ES FUNDADOR DE LA CONSULTORA EN GESTIÓN CULTURAL CULTIVO, EJERCIENDO EN EL SECTOR PÚBLICO E INDEPENDIENTE.

Gonzales: “El gestor no puede ser a la vez artista”

Gonzales: “El gestor no puede ser a la vez artista”



En el marco del primer día del Taller de Gestión Cultural Independiente, el gestor y facilitador Danny Gonzales Torres presentó un panorama de la gestión en el área de la cultura. El curso, coorganizado con Jazz Stop y la universidad UPAL, presenta un enfoque hacia la democratización del acceso a la información de la cultura, con la intención de romper las estructuras del elitismo académico. “Muchos de los proyectos culturales con subvención externa no se realizan porque no se sabe elaborar proyectos en nuestro país, consecuencia de la no democratización del conocimiento para su producción”, justificó Gonzales.

Se suele confundir las funciones de un difusor cultural y un gestor. Si bien entre las labores del segundo se encuentra la promoción artística de eventos, su objetivo es más complejo, debe “propiciar escenarios de intercambio cultura, ser el punto medio entre los que consumen y elaboran, los que preservan la cultura y los que la dinamizan”. Por lo que resulta urgente la creación de espacios de tecnificación de gestores. Existe una idea precaria sobre su profesionalización, Gonzales indica que un alto bagaje cultural no es suficiente para desempeñarse como gestor. Se debe tener nociones sobre antropología, poder determina qué es cultura, qué áreas hay y en cuáles se puede trabajar. Se puede ser artistas y gestor a la vez, pero cada rol en su momento: “El gestor no puede ser a la vez artista, porque el artista se enfoca en manifestarse, expresarse. El gestor deja de ser el protagonista para convertirse en el escenario”, argumenta Gonzales. Sin embargo, debe existir también, una participación ciudadana. Son diversos los casos en los que, ante la iniciativa de capacitación de gestores, no ha existido una respuesta convincente por parte de la población.

De manera superficial, dice el especialista, se pueden establecer tres sectores de gestión cultural: la autogestión o la gestión independiente, la gestión del sector privado y la gestión pública o gubernamental. La primera, apunta Gonzales, es la que más gestores abarca. En este sector se pueden situar organizaciones que surgen a partir de la propuesta de los mismos ciudadanos, de los artistas. Es el caso del colectivo Telartes, el proyecto mARTadero y, sobre todo, de las asociaciones de artistas como la ABAP (artistas plásticos ) o La Red (dedicada al cine).

El sector privado se refiere a las empresas que promueven eventos culturales, las iniciativas son escasas porque -infiere Gonzales- no existen políticas públicas que motiven al grupo empresarial (a excepción de la responsabilidad social), por ejemplo, una reducción de impuestos a cambio de un fondo destinado a eventos culturales.

Finalmente la gestión cultural pública, la Secretaría de Cultura tiene una relación momentáneamente distante con algunos sectores de artistas. Por otro lado, según el entrevistado, existe la iniciativa de fortalecer los proyectos culturales mediante una estandarización en la elaboración de diseños que facilitaría el visto bueno y la aprobación de recursos. “La institución pública debería ser un coadyuvante de los procesos artísticos, no un asistencialista. El trabajo es mutuo, tiene que haber una articulación entre los subvencionados y los que subvencionan Ambas partes deberían de tener un marco referencial de guía para los proyectos para mejorar la calidad de los servicios culturales de manera mutua"” finalizó Gonzales.

Diagnóstico

Debe ser la herramienta fundamental previa a la elaboración de proyectos que tengan impacto social.