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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Pasión de multitudes

Pasión de multitudes
El escenario “Rusia 2018” mostró diversas realidades, reacciones, emociones y todo aquello que motiva una gran fiesta deportiva. Estuvimos durante un mes pendientes de los resultados y de una u otra manera teníamos nuestras preferencias. El fútbol es así, pasión de multitudes, deporte que se practica en la calle, con zapatos o sin ellos, en reunión de amigos o en grandes escenarios deportivos.

En los países latinoamericanos, el fútbol comenzó a practicarse desde fines del siglo XIX como una práctica de las élites que importaron estos gustos de Europa. Sin embargo, hacia mediados del siglo XX este deporte ya fue adoptado como el preferido por las clases bajas y medias tanto urbanas como rurales, ya que es un deporte relativamente fácil de jugar, de permitido acceso, reglas sencillas y no requiere gran inversión económica para la práctica. Asimismo el fútbol profesional en nuestra América del Sur se vistió de campeón en nueve oportunidades, tal es el caso de Brasil, campeón cinco veces y Argentina como Uruguay, campeón dos veces.

El fútbol como fenómeno social ha sido objeto de investigación de los científicos sociales, donde se habla de un proceso de formación de identidades socioculturales en el marco de espectáculos futbolísticos.

Villena Fiengo (2003) sostiene que las funciones del fútbol exceden los márgenes del ámbito lúdico propiamente dicho, llegando a convertirse en un importante integrador social, un promotor de la nacionalidad y de homogeneización cultural y, además, un espacio compensador ante los embates transformadores que la globalización ha impreso en el continente. Al mismo tiempo, otros investigadores sostienen que existe una tendencia a considerar el fútbol como un ritual comunitario y un drama social.

Roberto Da Matta en los años 70 publicó un ensayo sobre el fútbol brasileño, donde reflexiona respecto a la tesis de que el fútbol es el “opio de los pueblos”, es decir, según los neomarxistas, solo sirve para entretener a la masa de trabajadores y distraerlos de la explotación a la que son sometidos. En contrapropuesta, propone mirarlo como un ritual donde se expresan códigos, valores y actitudes que se relacionan con esferas más amplias de la sociedad.

Sin duda, el fútbol es un hecho social en oportunidades bastante violento. La historia de la violencia generada por los aficionados del fútbol no puede separar las 17 tragedias que marcaron al fútbol mundial, donde existieron cerca de 2000 fallecidos en diversos escenarios y tiempos, desde 1946 hasta el 2012. Muy triste por cierto, y si consideramos mirarlo como un ritual tiene un carácter similar al de las guerras rituales entre clanes rivales, en el que existe una serie de contradicciones y paradojas. Sin embargo, Claude Lévi-Strauss (1962) decía que en las sociedades dominadas por los constantes cambios, el placer y la competición son más importantes que el sentido del rito, contrariamente a las sociedades que se oponen al cambio donde el juego da paso al rito para buscar el equilibrio.

Con todo, este mundial fue extraordinario: los japoneses dieron gran lección; disfrutamos de una fiesta donde ganaron los mejores; conocimos historias de vida extraordinarias que marcaron el corazón y reflexionamos sobre la realidad migratoria.