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  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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SERENDIPIA

Las otras cuevas

Las otras cuevas
El 10 de julio rescataron a 12 niños y a su entrenador del equipo de fútbol tailandés “Los Jabalíes Salvajes”. Los medios de información y la atención mundial se concentraron en cada uno de los detalles del hecho. Todos acompañamos cada uno de los incidentes relacionados. Y todos celebramos el rescate del equipo. Resurgieron esperanzas, la fe en los equipos de rescate y en sus habilidades, e incluso de la meditación como una herramienta para encarar la crisis.

Gran episodio en la historia de la humanidad, que lo celebra como único y esperanzador.

Sin embargo, en general, el panorama mundial de la infancia no es prometedor. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), uno de cada cuatro niños en el planeta vive en naciones afectadas por conflictos o desastres.

Las cifras son devastadoras, 18.000 menores de cinco años mueren cada día por causas en gran medida prevenibles como la neumonía, la diarrea o la malaria. Los niños y niñas en situación de calle se calculan en 150 millones. En situación de guerras y desastres son 535 millones.

Vamos a hilar más fino. Las cifras son desastrosas cuando hablamos de educación, de trabajo infantil o de temas aún más complejos como la mutilación de genitales femeninos a niñas menores de 15 años; o del matrimonio infantil, cada siete segundos una niña se casa en algún lugar del mundo. Temas visibles, pero que aparentemente ya no son noticia de primera plana.

Entonces, la pregunta que inmediatamente se presenta ante nosotros es: ¿Por qué somos capaces de sensibilizarnos, acompañar y sentirnos involucrados con una desgracia como la de los niños en las cavernas de Tailandia y permanecer insensibles ante esos desgarradores hechos? Mi respuesta: Al tono postmoderno nos gusta el espectáculo, el show y los flashes deslumbrantes que nos dejan ciegos ante la realidad cotidiana.

El mismo 10 de julio en el que los 12 niños tailandeses ocuparon todos los medios informativos, el Gobierno de los EEUU incumplía el plazo de unificación familiar. Previamente, habían separado a los niños de sus madres y los metieron en jaulas. El nuevo plazo es el 26 de julio y a la espera están 2.000 niños metidos también en una oscura cueva de la que saldrán lesionados y traumatizados como millones de pequeños que hemos dejado de ver.