Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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TEXTUAL

Llora por ti Argentina

Llora por ti Argentina

Espectar los partidos del Mundial en vivo y directo es algo imposible para la inmensa mayoría del pueblo boliviano, solo muy pocos pueden hacerlo, algunos cronistas deportivos que realizan verdaderas peripecias para lograrlo, un dirigente de por ahí, fanáticos adinerados u otros que se comen el anticrético. No faltó quien arguyendo razones de Estado y enormes beneficios directos para el país, trasladándose en nave pública, presenció la fecha inaugural y, luego, se hospedó en un hotel de cinco estrellas sin que salga un solo rublo de su bolsillo. Los otros, a ver los partidos por televisión con VAR incluido no está mal, tiene su propio encanto y mejor si es en compañía y con bar, mejor. Lo extraño de este modo, es soportar la trasmisión de aquellos entendidos que narran los encuentros con sonora y agauchada voz, que con envidiable pronunciación de los gentilicios de cada futbolista nos detallan la alineación de croatas, japoneses o daneses, aunque de rato en rato, emerjan gazapos en idioma nacional que nos recuerdan conversaciones callejeras u onomatopeyas criollas muy de cancha de barrio. Que los hay buenos, sí y muy profesionales, con grandes recursos idiomáticos, mucha chispa y excelente sentido de narración, de anticipación en el comentario y de crítica cierta. Otros no tanto. Les cuento que el jueves me apoltroné a ver el partido entre Croacia y Argentina y de paso escuchar el audio, el trío encargado de la transmisión oral mostró una franca y decidida parcialidad por el equipo rioplatense, haciendo una enumeración de las virtudes del equipo, su participación en un sinfín de campeonatos similares, ensalzando sus victorias, lamentando sus derrotas, ponderando a cada uno de los jugadores argentinos y, particularmente, no podía ser de otra manera, deificar a Messi, a quien familiarmente le llamaban Leo. Los comentarios para el equipo de Croacia fueron más bien atemperados, como cuando se habla de un extraño cuyas virtudes se ignora. Luego, a partir del gafe de Caballero, como por arte de magia, los comentarios tomaron otro matiz. Dijeron que era un error del arquero, un auto gol, en cambio nada de la precisión y oportunidad del delantero autor del precioso gol. Quienes narraban el encuentro cambiaron de discurso. Se notaba en sus voces el desamparo, preveían una reacción de la celeste y blanca, un empate inminente, hasta que un torpedazo primero y, luego, una jugada magistral motivó el cambio total de parlamento, se habló, lo cito casi textualmente, que el equipo sudamericano no tuvo respuesta anímica ante el desastre. Que se pudo constatar una falta de agilidad mental, que el miedo escénico le ganó a la idea. Estas expresiones - quien sabe lo que significan?- se hallaban acompañadas de una búsqueda evidente de culpables. Por supuesto, Sampaoli, el director técnico, Agüero que no tocó el balón en 20 minutos, Messi que victimizó a todo el conjunto. En los umbrales del pitazo final manifestaron casi a coro: “como lo manifestamos desde el inicio del encuentro, la garra, personalidad y la energía del equipo croata, en definitiva, se impuso ante el conservadurismo que mantuvo sin variantes esquemas inadecuados”. También los discursos pueden ser acomodaticios en estos ámbitos.