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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Atletas bolivianos demostraron que valen más que un "oro" a pesar de la falta de apoyo

Atletas bolivianos demostraron que valen más que un "oro" a pesar de la falta de apoyo

Tras la finalización de la XI versión de los Juegos Suramericanos Cocha 2018 es hora de hacer algunas evaluaciones en torno a los resultados que dejó este evento deportivo para el atletismo boliviano.


Fuera de las valoraciones cuantitativas, que para muchos es el marco objetivo para analizar cómo le fue a Bolivia en los Suramericanos, ANF decidió evaluar cualitativamente el desempeño de los atletas nacionales, quienes fuera de haber obtenido medallas demostraron tesón y entrega pese a la falta de apoyo.  

Estudios, trabajo y familias fueron aspectos que tuvieron que ser momentáneamente relegados a segunda orden, ya que la mayor parte de los atletas que vistieron los colores de Bolivia -quienes no se dedican exclusivamente al atletismo y deben optar por otra actividades para vivir-, encararon una misión que en muchos casos culminó con la adquisición de una medalla. 

A continuación la presentamos la historia de algunos de ellos y ellas.

EVER QUISBERT: "TUVE QUE USAR MIS AHORROS PARA SEGUIR ADELANTE"

Bastó ver Ever Quisbert, de 29 años de edad, enfrentarse al colombiano Camilo Salcedo en la final de la disciplina del boxeo, categoría súper pesado (+91 kilogramos), para darnos cuenta que los bolivianos cuando queremos estamos hechos para luchar por cosas grandes. 

Así lo demostró el joven púgil paceño que dejó en el camino a muchos rivales y se fue en busca de la medalla de oro para el país, sin embargo, obtuvo la presea plateada que no puede ser considerada menos tomando en cuenta el potencial de Ever y las condiciones en las que llegó a la competición. 

El deportista contó que hace tres años que se dedica al deporte de los puños. Dedicarse a esta disciplina no fue fácil porque tuvo que sacarle más horas al día para así lograr entrenar, trabajar y estudiar. 

"Soy arquitecto y trabajo en una empresa constructora. También estudio derecho en la  Universidad Tecnológica Boliviana (UTB). Dedicarme a es muy difícil debo levantarme temprano, trabajar, estudiar y por las noches dedicarme a entrenar en un gimnasio de Sopocachi", dijo.  

Ever contó que para encarar los Suramericanos tuvo que viajar por tres meses a la Cochabamba, ciudad en donde recorrió distintos escenarios para entrenar. Sin muchos recursos, dado que no recibió nada a diferencia de los deportistas de otros departamentos, tuvo que arreglárselas para seguir preparándose.  

En ese tiempo el deportista recibió escasa ayuda de parte de las autoridades gubernamentales, quienes si habrían comprometido respaldo. Tampoco tuvo apoyo de su federación porque, según el boxeador, esta no cuenta con los recursos necesarios para solventar los gastos de sus afiliados.

"Tuve que usar de mis ahorros para seguir adelante. En ese tiempo también abandoné los estudios y mi trabajo para dedicarme exclusivamente a entrenar y el esfuerzo valió la pena", indicó.

El dinero que ganaré lo invertiré en mi preparación

Los $us 20.000 no caerán nada mal a Ever quien ya tiene decidido el destino de este dinero.

"Lo voy a destinar a pagar mis entrenamientos y suplementos alimenticios para representar mejor al país. El colombiano con el que hemos peleado en la final es de nivel mundial y se dedica solamente a entrenar, pero le hemos hecho frente y no hubo miedo", refirió.

Para Ever buena parte de la inversión que se hizo durante el entrenamiento podrá ser recuperado con el premio económico, pero solicitó que la ayuda para él y sus compañeros de las demás disciplinas no quede solamente en eso porque las competiciones no concluyen con los Juegos Sudamericanos.

"Yo me siento muy feliz y he podido demostrar a la gente que esto no es imposible. Muchos ponen de excusa su trabajo, pero todo se puede con una buena planificación. Esto solo es el principio porque seguiremos peleando para obtener más logros para el país", dijo.

LA SELECCIÓN FEMENINA DE BÁSQUET DE BOLIVIA

La selección femenina de básquet de Bolivia ocupó las portadas de varios suplementos deportivos del país durante los Juegos Suramericanos. Y no era para menos, pues este equipo logró ganar la presea de plata, algo que no se había logrado hace 40 años en esta disciplina. 

Sin duda, un logro que despertó la algarabía de las 12 jugadoras y del equipo técnico que estuvo mando del profesor Sandro Patiño, pues se trató de una victoria que para las jugadoras va más allá del dinero y las medallas.

"Fue demostrarnos a nosotras mismas y mostrar a la gente que si podemos si creemos en nosotros mismos y en nuestro potencial", afirmó Romina Rodríguez, capitana de esta selección.

Romina, una joven orureña de 26 años que decidió continuar sus estudios universitarios en la ciudad de Cochabamba y formar parte de la selección de básquet femenino, relató que todas las jugadoras del equipo debieron rezagar sus estudios escolares y universitarios para priorizar el entrenamiento previo a la competición.

"Muchas de las chicas tuvieron que dejar sus estudios. Yo particularmente dejé el primer semestre de este año para dedicarme exclusivamente a entrenar. Lo hacíamos a doble turno todo el equipo y las universidades no entienden por eso no nos dan los permisos necesarios", aseguró.

Necesidades durante el entrenamiento previo a los Suramericanos

Debido a una serie de inconvenientes la selección boliviana de básquet, que ya había logrado la medalla de bronce en los Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017,solo entrenó como equipo por dos semanas y media antes de iniciar su participación en los Suramericanos. 

En ese lapso, algunas de las compañeras de Romina tuvieron que alojar a varias chicas del equipo en sus casas, dado que no tenían el apoyo económico de su federación ni del Gobierno para pagar su estadía en algún hotel o pagar los costos de alimentación. 

"Yo que había alquilado un cuarto en Cochabamba alojé a otra compañera de equipo que vino de otro departamento. Así como otra que tuvo que dar techo a otras tres compañeras porque no tuvimos el apoyo de nuestra federación ni del Ministerio de Deportes", aseguró.

Si bien ingresaron a la Villa Sudamericana -edificaciones que alojaron a las distintas delegaciones durante el desarrollo de los Sudamericanos-, el 24 de mayo, el equipo de básquet necesitaba concentrar mucho antes para entrenar, etapa que no contó con el respaldo de ninguna entidad.

"Tampoco teníamos dinero para transporte porque debíamos ir al coliseo de Quillacollo, pero gracias a los vehículos de familiares de las chicas y del entrenador llegábamos. A él nadie le paga por entrenarnos e incluso le descontaron de su trabajo por ir con nosotras a Colombia para participar de los Bolivarianos", dijo.

"¿Falta de apoyo? no es novedad para nosotras".