El empresario alemán Sven Becker vende microchips que cuestan cerca de 65 dólares, para implantarse y utilizarlos con tres fines.

La curiosidad de Becker, según ABC, le llevó a profundizar en esta tecnología y decidió probarla en su propio cuerpo, en 2015. La venta incluye un kit con instrucciones de implante a través de una jeringuilla y programación con el teléfono móvil.

Después de implantarse un microchips NFC (Near Field Communication) en su mano, concretamente en el ángulo que forman los dedos índice y pulgar, descubrió una serie de utilidades relacionadas con el internet de las cosas que no dudó en promover a través de una página web (https://iamrobot.de/). Su tienda online se llama “I am a robot” (soy un robot) y más de 3.000 clientes alemanes llevan ya implantado uno de estos microchips.

La mayoría lo utiliza como llave o tarjeta de accceso a su casa, a su oficina o al gimnasio.

Otra de sus funciones muy usuales es la de enlace de dropbox con microchip, de forma que se puede cargar archivos audiovisuales, escuchar música o ver películas en el teléfono.

Becker comentó que muchos de los clientes cargan en el chip documentos importantes, su historial médico para que esté disponible en casos de emergencia, y que algunos de ellos, en concreto, lleva siempre en su mano su propio testamento.

En Bélgica, similares microchips se implantaron en ocho empleados de la empresa de marketing digital New Fusion para sustituir las tarjetas de plástico de acceso y ofrece información mucho más precisa y segura sobre la actividad, los resultados y beneficios de cada uno de los trabajadores.