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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Sobre la violencia obstétrica

Sobre la violencia obstétrica
Día de la Madre en Bolivia. Las familias festejarán a ese hermoso ser (y aquí viene la cantaleta de siempre), angelical, divino, generoso, abnegado, sacrificado. Pozo sin fondo de bondad y dulzura. La madre: la personificación más pura del amor terrenal. Frases trilladas sobre las que se alza el mito de la maternidad y que ocultan –ya por vergüenza, ya por culpa, por no cumplir con los roles establecidos- un mundo de rechazos, de arrepentimientos y frustraciones que en algún momento habrá que tratar. Mientras tanto, me ocupo en estas líneas de otro tema que se calla y acalla: la violencia obstétrica.

“Parirás con dolor” es la sentencia del Dios Padre Todopoderoso en castigo a la mujer por incitar al hombre a comer los frutos prohibidos del árbol de la sabiduría. Génesis 3:16 ¿Quién diría que este triste versículo (en su forma completa) fuese el responsable de torcer el destino a media humanidad? Tal pareciera que el mandato, marcado a fuego divino en la conciencia humana sirviese como una suerte de carta blanca para que algunas parteras, obstetras, enfermeras, camilleros, estudiantes de medicina y tuti cuanti pongan su granito de arena a la cuota del ya “natural” sufrimiento físico de las parturientas a guisa de violencias indebidas; o ya también, que la misma sirviese, para acallar en vergonzoso y punitivo silencio por los siglos de los siglos a las dichas parturientas. Al menos así pasó, y en forma inaudita todavía pasa, aunque usted no lo crea.

¿Cuántas mujeres fueron calladas de mala manera, con grosería o con burla por gritar de dolor en el trabajo de parto, o por llorar de tristeza o de alegría y no guardar la compostura con estoicismo de santa? (45.7 por ciento ) ¿A cuántas más se les negó el derecho a estar acompañadas por un familiar? (67.8 por ciento ) ¿Cuántas ni se animaban a preguntar nada por el mal trato recibido? (50.4 por ciento ) ¿O directamente se quedaban sin respuestas porque el personal médico ni se dignaba en responderles? (55.4 por ciento ). Estos son datos del INE que no visibilizan otros atropellos, como el que les sucede a muchas parturientas imposibilitadas de ligarse las trompas sin la autorización del marido, o las que sufren de malas prácticas y quedan con secuelas permanentes o semipermanentes. El estudio tampoco tiene datos específicos sobre las violencias que sufren las madres indígenas en la atención en hospitales que no respetan sus costumbres ancestrales al no permitirles asumir posturas de parto distintas a la habitual, ingerir sus hierbas medicinales, conservar la placenta y el cordón umbilical y, por supuesto, anular los ritos que acompañan cada paso del alumbramiento.

Si bien la violencia obstétrica está reconocida por la Ley 348 como una de las 16 formas de violencia en razón de género, debe llamar la atención la ausencia de denuncias, siendo que el 61 por ciento de las mujeres declaró haber sufrido violencia psicológica en los establecimientos de salud. Esta cifra da cuenta, por un lado, del largo camino a recorrer hacia su empoderamiento para que las mujeres no permitan y denuncien cualquier abuso y violencia sufrida en su condición de gestantes, parturientas y madres por los responsables de la salud y el entorno institucional; y por otro, para poner a la violencia obstétrica como parte prioritaria en la agenda de género para exigir su tratamiento en las políticas de salud sexual y reproductiva, ya de por sí tan desatendidas por los gobiernos.