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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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CINE /// EL PRODUCTOR DE HOLLYWOOD SE ENTREGÓ AYER Y LE IMPUSIERON $US 1 MILLÓN DE FIANZA.

Weinstein: de "Dios" de Hollywood a pobre diablo

Weinstein: de "Dios" de Hollywood a pobre diablo


Afirmar que Harvey Weinstein era uno de los hombres más poderosos de Hollywood no es ningún exceso, se puede constatar con cifras: es la segunda persona más nombrada en los discursos de los premiados en los Oscar (34 veces), solo superado por Steven Spielberg y empatado con Dios.

Desde que en octubre saliera a la luz su "faceta como depredador" sexual, Weinstein, de 66 años, ha sido despedido de su productora, expulsado de la Academia del Cine, abandonado por su mujer y repudiado por sus colegas; una caída a los infiernos que tocó techo ayer, cuando el magnate se entregó en una comisaría de Manhattan.

En la audiencia, el juez fijó una fianza de un millón de dólares en efectivo, a la espera de la próxima vista judicial. Weinstein quedó libre, pero con un dispositivo para registrar sus movimientos, y además le retiraron el pasaporte.

Criado en Nueva York en el seno de una familia judía, ha vivido toda su carrera cinematográfica de la mano de su hermano Bob, con el que empezó organizar conciertos de rock alternativo cuando aún eran unos muchachos en los años 70.

Con ese dinero, fundaron su primera productora a la que llamaron Miramax en honor a sus padres -Miriam, una secretaria, y Max, un diamantista-, que fue ganando fama hasta que en 1993 la vendieron a Disney, aunque siguieron dirigiéndola.

Gracias a esa lluvia de dinero, Weinstein consiguió su primer "taquillazo", "Pulp Fiction" de Quentin Tarantino, un amigo fiel que acabó reconociendo que pudo haber hecho más por pararle los pies ya que sabía "lo suficiente" acerca de sus fechorías.

En 2005 abandonó Miramax y fundó una nueva productora junto a su hermano, The Weinstein Company, en la que según los fiscales sometió a un trato "despiadado" a algunas de sus trabajadoras, a las que encargaba buscarle conquistas sexuales y amenazaba con usar sus contactos políticos si se atrevían a hablar.

No iba de farol: Weinstein, importante donante demócrata, lo fiaba todo a sus conexiones e intentó parar la tormenta cuando la vio venir escribiendo a importantes ejecutivos de Hollywood.

"Si la industria me apoya, eso es todo lo que necesito", les dijo.

Pero no lo hicieron. A Weinstein le abandonaron todos, comenzando por su esposa y madre de dos de sus hijos, la diseñadora Georgina Chapman, que negó saber nada de los abusos de su marido y lamentó haber pecado de "ingenua".

Su primera esposa, Eve Chilton, a la que conoció en 1986 cuando trabajaba como ayudante para Miramax, pidió a un juez que garantizara la cuantiosa pensión de sus hijas al margen de los líos judiciales de su exmarido, que posee una fortuna de unos 240 millones de dólares según el New York Post.

Weinstein enfrenta por ahora cargos por violación y abuso sexual, por los que ayer se entregó a la Policía de Nueva York antes de quedar en libertad bajo fianza.

Entre otras, la actriz de origen español Paz de la Huerta denunció haber sido violada en 2010.