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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Unasur, lo que el viento se quiere llevar

Unasur, lo que el viento se quiere llevar
Hace un año dejé mi responsabilidad al frente de la Secretaría General de la Unasur. Desde entonces, los países miembros no se han puesto de acuerdo sobre quién debe sustituirme. Gran paradoja: la norma del todo por consenso que sirvió para que naciera este organismo puede hoy ser utilizada para liquidarlo.

Ya sé. Con el actual mapa de equilibrios de fuerzas regionales es casi imposible poner de acuerdo a los 12 países miembros de esta organización. Pero no es la primera vez que nos cuesta elegir a un Secretario General. Sucedió con Néstor Kirchner y volvió a pasar con los cancilleres Alí Rodríguez, de Venezuela, y María Emma Mejía, de Colombia, quienes al final se turnaron en el cargo.

¿Qué hacemos? Una posibilidad sería que las 12 naciones acepten el nombre de quien recoja más votos por mayoría. Entiendo que el jefe de Estado de Bolivia, Evo Morales, como nuevo presidente pro témpore de la Unasur, está explorando este y otros caminos para superar la encrucijada.

Tenemos, además, el problema que han planteado seis miembros de la Unión (Colombia, Perú, Chile, Brasil, Paraguay y Argentina), el llamado "Grupo Lima", que han decidido retirarse de sus órganos mientras, entre otras cosas, no se cubra la Secretaría General. Comparto la legítima posición de este grupo porque la acefalía institucional, muy dañina, ha creado un vacío de poder que debe llenarse de manera rápida y satisfactoria.

Sin embargo, si lo que pretenden es desmontar por la puerta de atrás el patrimonio institucional de la Unasur, construido como digo tras una década de integración, estaríamos hablando de lo que el excanciller brasileño Celso Amorim ha calificado de suicidio. Porque supone dar la espalda a la unidad regional cuando nos enfrentamos a la agresiva política del alocado presidente de EEUU; una política peligrosa no ya para nuestra región, sino, como comprobamos con alarma un día tras otro, para el mundo.

El "hacha de guerra" de Trump contempla la expulsión de aquellos migrantes latinos que viven desde hace años en EEUU; la construcción de muros divisorios en la frontera con México; el incumplimiento en materia de medio ambiente que, debido al calentamiento global, aumentará el riesgo de desastres naturales en el Caribe; o el incremento de aranceles a productos claves de nuestras exportaciones (de Colombia).