Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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DE FRENTE

Mensajes nocivos

Mensajes nocivos
Las personas adultas, con mayor o menor intensidad y elocuencia reclamamos a los/as jóvenes su indiferencia, pérdida de valores e irresponsabilidad a momento de encarar los problemas en los que se ven involucrados. Les reprochamos la mentira, el lenguaje procaz que usan y otros defectos. Muchos de esos reclamos son justificados porque esas conductas, más allá de ser propias de una etapa de la vida como es la adolescencia, en ocasiones sobrepasan los límites de lo racionalmente aceptable, tal es así que las relaciones entre pares, inclusive con personas adultas, tienen como característica la violencia verbal, física y la manipulación psicológica.

Si bien es censurable y preocupante lo que observamos, también es necesario que hagamos un repaso de cuáles son los modelos que consciente o inconscientemente inciden en la forma de pensar y actuar de la gente. Se dice que es la familia el primer espacio de aprendizaje y socialización del ser humano; sin embargo, la influencia que ella tiene es muy limitada por cuanto en el día a día las personas nos relacionamos directa o indirectamente con otras que, dependiendo del grado de madurez de unos como receptores y la capacidad de influir desarrollado por los otros, los principios y valores inculcados por el entorno familiar pueden ir transformándose paulatinamente.

En este sentido, lo que realmente preocupa es cómo en los últimos años en Bolivia los personajes públicos, precisamente aquellos que más influencia tienen en el imaginario de la gente, han optado por una forma de comunicación carente de límites contenidos en los valores y la ética que es poseedora cualquier persona que respeta a otras y se respeta a sí misma. Con total desparpajo hacen públicas las trampas que sus progenitores para evitar su reprobación en la escuela, lanzan afirmaciones de escenas de terror descontextualizadas con el único propósito de alimentar el odio y resentimiento en una parte de la población que ya tiene motivos para sentir malestar por su falta de oportunidades en el horizonte o se jactan de su habilidad para incumplir lo que mandan las leyes. Resulta al menos irresponsable, si no de mala fe, que quienes tienen tanto acceso a los medios de comunicación desperdicien la oportunidad de transmitir mensajes positivos, constructivos, esperanzadores en lugar de machacar en el resentimiento social sin mostrar ningún camino de solución a los problemas presentes y a los que se avecinan.

Algún momento tiene que parar la emisión de estos mensajes nocivos, 12 años son más que suficientes para aprender mínimos valores de convivencia y respeto a la población.