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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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INNOVACIÓN Y FINANZAS

Salud financiera

Salud financiera
Recientemente ha sido posesionada la directiva de Asoban en la ciudad de Cochabamba, y dentro de sus cuatro retos comprometidos está impulsar proyectos de educación financiera, un objetivo importante que, además de ser regulatorio, es parte de la responsabilidad social de cualquier entidad bancaria que vela por la salud financiera de sus clientes y usuarios de servicios bancarios.

Lamentablemente, la educación financiera es un tema que nunca ha formado parte de la enseñanza en escuelas y universidades de nuestro país y por eso gran parte de la población desconoce los principios básicos para mantener una buena salud financiera sobre los productos y servicios financieros, los derechos y obligaciones del consumidor financiero, etc.

El Center for Financial Services Innovation (CFSI), en su reciente informe señala ocho indicadores para medir la salud financiera, los cuales ayudan a establecer un marco para que nuestra industria bancaria tome en cuenta y así apoyar a los clientes financieros. Si bien el CFSI es una institución norteamericana, sus recomendaciones son aplicables en cualquier país, con algunos ajustes que se deben hacer tomando en cuenta nuestra regulación bancaria y forma de vida.

Para el CFSI, la salud financiera de una persona es buena cuando: gasta menos de lo que gana, paga sus cuentas y facturas a tiempo, tiene suficientes activos líquidos disponibles, dispone de ahorros o activos a largo plazo, posee una deuda sostenible, cuenta con un historial crediticio saludable, tiene contratados los seguros adecuados y planifica sus gastos para el futuro. Estos indicadores se pueden agrupar en cuatro componentes: gasto, ahorro, deudas y planeación.

En cuanto al gasto, se debe gastar menos de lo que se genera en ingresos (sueldos, alquileres, etc), lo ideal es tener un saldo a favor de por lo menos un tercio de lo que son los ingresos. Las cuentas y facturas hay que evitar acumularlas y más bien pagarlas a tiempo, la banca toma muy en cuenta el comportamiento de estos pagos cuando mide el cumplimiento y capacidad de pago. En cuanto al ahorro se debe mantener algunos activos que representen ahorros líquidos, como por ejemplo un inmueble alquilado. Además, es recomendable tener una cuenta de ahorros o inversión en otros productos financieros que sean muy líquidos para utilizar en caso de emergencias y no contratar deudas insostenibles. En cuanto a las deudas, lo aconsejable es que estén dentro de las posibilidades de pagar de manera holgada para no entrar en mora y tener además un historial crediticio impecable, que además sirva como buen antecedente para un nuevo crédito y permita obtener mejores condiciones financieras. Es recomendable pagar al día las tarjetas de crédito porque son las que mayor costo financiero generan. En cuanto a la planeación y mitigación de riesgos a futuro es necesario contar con seguros de vida, salud y de bienes materiales para estar protegidos ante cualquier imprevisto o accidente y así no afectar las finanzas. Es necesario contar con un plan de jubilación o de retiro para siempre tener ingresos y evitar vender activos.

La salud financiera es una meta alcanzable por todos, siempre que podamos acceder a cursos y talleres de educación financiera y así adquirir hábitos saludables que nos garanticen el acceso a mejores oportunidades y una vida económica más tranquila. Una persona con buena salud financiera es buena para la banca porque esto genera un mayor compromiso, lealtad y representa fuentes de ingresos a largo plazo. Esto a su vez tiene un impacto económico positivo para una comunidad a nivel regional y nacional.