Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 22:42

CIUDAD SUSTENTABLE

La ciudad olvidada

La ciudad olvidada
A la par que las actuaciones irregulares de algunos funcionarios municipales han deteriorado la imagen institucional del Municipio de Cochabamba, un efecto inmediato se viene expresando con mucha sutileza en la ciudad. Es el deterioro de la imagen urbana por descuido y atención en la infraestructura vial, de equipamientos y el mantenimiento de elementos que son íconos en la ciudad. El estado de las vías es el primer efecto, calles con enormes irregularidades en la carpeta, inmensos huecos que obliga a realizar maniobras peligrosas de los conductores, áreas verdes sin regar o con la maleza crecida exageradamente, basura en los mercados que rebasa la capacidad de recojo de los encargados. Equipamientos educativos y de salud con vidrios rotos y con fachada pintarrajeada. Plazas y parques sin mobiliario o en mal estado. Áreas históricas como La Coronilla sin atención y con riesgo de ataque de mal entretenidos. Atmósfera enrarecida por las emisiones vehiculares y ruido ensordecedor de motos y autos que revientan los tímpanos de la población, alumbrado público insuficiente y en mal estado. Esos son algunos impactos por el descuido del mantenimiento de la ciudad y la imagen venida a menos. Lo único que faltaría es que la Municipalidad nos diga que no tiene presupuesto para el mantenimiento de la ciudad porque los recursos no fueron desembolsados, o mejor, que fueron desviados a otros fines. En todo caso, el reclamo va en el sentido de evaluar la imagen urbana de la ciudad, esa imagen que otrora mostraba jardines bellos y floridos, calles limpias y bien remozadas, equipamientos limpios y presentables, señalización horizontal y vertical clara y precisa, control efectivos de bocinas y emisión de gases, mobiliario urbano acorde al área disponible, funcionarios bien uniformados y gentiles ante el usuario de la ciudad y, finalmente, parques y jardines limpios y agradables para visitarlos. Esa ciudad de hace mucho tiempo está ausente, la que llamaba la atención por sus íconos como el Cristo y la colina San Sebastián o los jardines floridos en las áreas de equipamiento, las plazas y parques inundados de niños felices compartiendo momentos inolvidables con sus padres o el comerciante respetuoso bien vestido y limpio en los centros de abasto. Eso contrasta con lo que vemos ahora, una ciudad poco atractiva, fría y con una rutina sin vida, un mar de improvisaciones que le hace mucho daño a la cultura ciudadana al extremo de pensar en migrar o abandonar la ciudad. Lo claro es que para encontrar un horizonte más atractivo se debe realizar cambios profundos en la institución edil y así restablecer la bella ciudad que identifica a un valle florido y libre de contaminación.