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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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Educar en casa

Educar en casa
¿Te gustaría pasar más tiempo con tus hijos? ¿Sientes en algunos momentos que quisieras hacerte cargo de forma integral de su educación? ¡Pues no es mala idea! Ya algunas familias en Bolivia han comenzado a hacer esto. ¿Cuál fue el camino? El Homeschooling o educación en casa. ¿De qué se trata?

Mi amiga Dorcas Ross es parte del movimiento de educación en casa, en La Paz. Ella educa a sus dos hijas, una de 12 y la otra de 10 años, en su hogar. Aprovecha que la actual ley educativa no prohíbe, aunque tampoco norma, el derecho de los padres de hacernos totalmente responsables de la educación de nuestros hijos.

Dorcas tiene inscritas a sus hijas en una escuela. Ellas asisten las primeras semanas de clases; algunos días antes y después de las vacaciones de invierno; también van los últimos días de clases, y cuando las maestras las requieren, sobre todo para las ferias. El resto del tiempo se educan en casa, junto con su mamá.

Estudian los textos fundamentales durante dos meses. Dorcas me comenta que en la escuela los tiempos de estudio se hacen más largos porque las maestras tienen que ir de un curso a otro y, además, deben atender a 30 o más estudiantes al mismo tiempo. A veces, solo para seguir el protocolo de saludar, llamar lista y revisar la tarea, se han perdido valiosas horas de aprendizaje. Por este motivo, dos meses son suficientes no solo para leer los textos, sino para profundizar aquello que a las niñas les interesa más y para reforzar los temas en los que tienen alguna dificultad.

El resto del tiempo se organiza entre las clases de danza, música, programación en Android, cocina, idiomas, y aquellas áreas de la vida y del conocimiento que a las chicas les interesen. El año pasado, por ejemplo, aprendieron a cocinar. También hicieron programación que se convirtió en una aventura y un reto para la mamá que a veces entendía menos que las niñas.

Los niños que se educan en casa ya no tienen que dejar de hacer lo que les gusta porque ha tocado un timbre impersonal; pueden relacionarse con todo tipo de personas (no solo con los de su misma edad); no tienen que quedarse sentados y en silencio por mitad de la jornada, aunque necesiten ir al baño; pueden tomar agua cuando quieran, levantarse, caminar, jugar, correr y gritar porque esa es su naturaleza.

La relación que se genera con la madre es uno de los aspectos más ricos porque, aunque es horizontal (y no de arriba hacia abajo, como lo es en la escuela), el amor, el respeto y la admiración van creciendo.

Los padres deben estar atentos a las necesidades y las habilidades de sus hijos. Esto les ayuda a conocerlos más, apreciar los dones que tienen y su capacidad para desarrollarlos.

Indudablemente, esta educación no todos la pueden realizar. Uno de los padres deberá dejar de trabajar, tendrá que dedicarse casi totalmente a sus hijos, investigar, planificar, coordinar y vérselas con los trámites escolares y con las personas que no apoyan esta decisión.

Cabe destacar que muchos jóvenes que se formaron de esta manera son cotizados por las universidades de Harvard y Yale en Estados Unidos, no tanto por su grado de conocimiento sobre alguna disciplina específica, sino por las habilidades que han desarrollado para aprender de manera autónoma y por su capacidad de motivarse para aprender algo que les gusta.