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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Un "dreamer" salvadoreño, fotógrafo de moda, apuesta a la esperanza

Un "dreamer" salvadoreño, fotógrafo de moda, apuesta a la esperanza

Al fotógrafo de moda salvadoreño Kevin Alexander, con trabajos publicados en medios como Vogue y uno de los miles de "soñadores"  o "dreamers" cuya permanencia en Estados Unidos está actualmente en el aire, es la fotografía lo que le aleja de la depresión, le da esperanza y le anima a la "aventura". Al enfocarse en el objeto que se está fotografiando, "todo el resto queda afuera", dice Alexander en una entrevista con Efe.


Ese "todo" incluye el programa DACA, el beneficio migratorio que le ha permitido tener un permiso de trabajo en Estados Unidos.
El joven fotógrafo de 27 años, que ha publicado sus fotos en medios nacionales y trabajado en otros países, no pierde el ánimo ante las vicisitudes e invita a los demás a no hacerlo.
"Hay mucho más que solo ser un beneficiado de la Acción Diferida (DACA, en inglés). Tú eres mucho más que un papel con un permiso de trabajo. Debemos aprender a aprovechar las oportunidades en todo el mundo", dice Alexander, de 27 años, en el estudio fotográfico que comparte en las afuera de Denver, la capital de Colorado.

Y eso significa dejar de concentrarse solo en la incertidumbre que rodea a los inmigrantes (documentados o no, hispanos o no) y comenzar a prepararse para una vida que puede o no continuar dentro de este país, pero que se basa en el desarrollo personal y profesional "que hace que a uno lo llamen de muchos lugares".
Alexander tenía 15 años cuando salió de El Salvador, edad suficiente, dijo, para recordar el idioma, las comidas, las costumbres y hasta los muchos momentos con su abuelo.

Pero, a la vez, es lo suficientemente joven como para crecer académicamente en Estados Unidos. Un gran desafío para él, para su madre, que es cosmetóloga, y para sus dos hermanas.
"Yo no tenía 85.000 dólares para ir a la universidad. Pero tenía talento. Y comencé a buscar, a encontrar y a aprovechar oportunidades incluso antes de que me llegase lo de DACA. He tenido que rechazar muchas oportunidades, pero otras siempre estuvieron a mi alcance y ahora se han reforzado con DACA", indicó.

Pero los vaivenes de esa medida, aprobada por la administración de Barack Obama en 2012 y luego rechazada por la actual administración de Donald Trump, pero respaldada por la justicia federal, crean un nivel de inseguridad interna tan grande que, según Alexander, le hacen desear que llegue cuanto antes una decisión final, aunque no sea beneficiosa para los "soñadores".
Obviamente, quiere que todos aquellos que, como él, fueron traídos por sus padres a Estados Unidos y, sin culpa propia, se encuentran ahora viviendo como indocumentados, puedan quedarse de manera definitiva en el país.
Pero mientras tanto, dice, hay que aprender a "aventurarse".

Parte de esa "aventura" es atreverse a revelar públicamente ahora por primera vez su situación migratoria, sabiendo que por eso, como sucedió, iba a recibir una gran cantidad de mensaje negativos, muchos de ellos ofensivos, incluyendo algunos pidiendo su deportación inmediata "a México".
Y la "aventura" también significa aceptar una invitación para viajar por trabajo a Europa sin contar con el permiso correspondiente en el momento de la aceptación y, tras recibir el permiso, viajar sabiendo que el reingreso a Estados Unidos no está garantizado.

Alexander se especializó en fotografía de modelos y en 2015 ganó el premio al Mejor Fotógrafo de Modas de Denver. Un año después, recibió invitaciones de estudios en Francia, Bélgica y la República Checa y hoy, según un vídeo colgado en su web, trabaja en exclusiva para una importante agencia.
En una ocasión, como ocurrió en 2017, recibió el permiso para salir del país solo cuatro horas antes de la partida del avión.
"Armé mi maleta, tomé mi cámara y me fui al aeropuerto. Ni siquiera me despedí de mi madre. Sólo le dejé un mensaje por teléfono", comentó.

Otro permiso especial, pero por razones humanitarias, le permitió viajar a El Salvador para visitar la tumba de su padre. "Ahora estoy en paz", afirma.
El creciente reconocimiento de su trabajo y el hecho de ser mencionado como un "salvadoreño sobresaliente" lo hicieron reflexionar sobre el significado de su trabajo y sobre la responsabilidad que le toca de hablar de DACA y otros temas.

"La gente no entiende el arte. El arte no tiene límites, pero tiene sentido. La gente no se atreve, quizá por miedo. Yo hago arte y el arte no me deja que me olvide de lo que debo ser", asevera.
Su futuro en Estados Unidos es incierto (sus beneficios de DACA terminan en agosto). Su carrera es incierta. El futuro de su familia es incierto. Pero, a pesar de las obvias preocupaciones, Alexander sigue esperanzado porque "el mundo es grande".
"Sé positivo. Aprende idiomas. Edúcate. Sigue sobresaliendo", concluyó.