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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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MIRADAS ANTROPOLÓGICAS

Género y orientación sexual

Género y orientación sexual
En una encuesta realizada a 50 universitarios, entre 20 y 23 años, sobre la diversidad sexual, una de las preguntas fue si conocían la diferencia entre identidad de género y orientación sexual, el 95 por ciento respondió que no. Otra pregunta fue si conocían las diferencias entre homosexualidad, transexualidad y travestismo, el 85 por ciento respondió que sí. La interpretación de estas respuestas dejamos para los lectores.

Según las investigaciones, desde la década de 1980, los estudios de género pusieron de manifiesto otra dimensión de las relaciones sexuales entre los individuos. Apelando a la identidad sexuada, los sujetos sociales se recuperaban y se descubrían para la historia como actores sociales, quienes vivían formas de estigmatización, descalificación, insultos y discriminación, pero sobre todo vivían el ocultamiento y el silencio de su propia existencia.

¿Qué es la identidad de género? Es la atribución que nos otorgan cuando nacemos a través de la cual emergen diversas expectativas para el cumplimiento del famoso “rol de género” masculino o femenino. Es decir, si nacemos biológicamente hombre o mujer, en el futuro deberemos asumir el modelo que la sociedad estipula: el “deber ser” hombre o mujer. No obstante, en este enmarañado de roles e identidades, hay muchas personas que simplemente no quieren atender a esas expectativas.

Lo complicado del tema en cuestión es que el género es el condicionamiento de esas interpretaciones que llamamos realidad biológica, siendo la dicotomía hombre/mujer excluyente porque en ese universo no hay otra opción, sino la exclusión a los que carecen de los atributos que tienen uno u otro sexo. La orientación sexual es un tema complejo porque así se lo construye. La norma es la heterosexualidad. Sin embargo, si pensamos en la diversidad sexual, habrá que pensar que en esa diversidad existe una norma. La palabra norma viene de normalidad, entonces ¿la normalidad respecto a qué? Preguntamos ¿por qué la población homosexual o transexual asume el rol de género y la estética del sexo opuesto - en el caso de la transexualidad - que la sociedad “normal” le impone? ¿O es una condición implícita que asumen para ser aceptados, sin importar la propia y profunda subjetividad?. En la década de 1990 surge el movimiento Queer, situándose como propuesta contracultural e interpelando las categorías identitarias de la teoría tradicional, obstáculo para la transformación social a mediano y largo plazo. En efecto, la postfeminista Judith Butler se convirtió en uno de los referentes teóricos del movimiento político Queer. Para Butler, “la sexualidad se la construye por medio de la repetición ritualizada de todo un repertorio de gestos corporales que obedecen a un estilo relacionado con uno de los dos géneros construidos y que al mismo tiempo es una exigencia del entorno”.

Con todo, esta teoría orienta su política hacia la deconstrucción de la dicotomía hombre/mujer sosteniendo que los géneros, las identidades y las orientaciones sexuales no están inscritos en la naturaleza humana, sino que son el resultado de una construcción social con discursos heterocéntricos. Retomamos la encuesta: ¿Será mejor apostar por las diferencias, o en su caso, asumirlas como parte de la naturaleza humana?