Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 19:01

F451

Es el año 2006. Vivo en otro país y solo tengo visa de trabajo temporal. Trabajo en una empresa de desarrollo de software y me quiero embarcar en el proyecto de comprar un departamento. Reúno todos los papeles que puedo para presentar al banco.El ejecutivo escucha mi solicitud de crédito hipotecario, y antes que le presente mi amplio material documentado, me pregunta mi RUT (o carnet de identidad). En 30 segundos, me dice “usted aprueba para el monto solicitado, venga con los papeles del departamento y cerramos el trato”. Estoy sorprendido. El sistema de identificación cruza información con impuestos, bienes raíces, central de riesgos por créditos en otras instituciones y con movimientos bancarios. Boté tres kilos de papel con una inmensa alegría.

Tiempo actual. Mediados del año 2017. Vivo en alquiler y quiero cambiar mi estatus pidiendo un crédito bancario. Esta vez, en Bolivia. He dado facturas a través de mi NIT durante varios años y, según la lógica del sistema, me permitiría acreditar ingresos para dicho propósito. Llevamos meses en el proceso. Los papeles del lugar que me interesa tienen observaciones, que el nombre del constructor en el plano, que el nombre en derechos reales difiere con el nombre de quien tributa en el RUAT, que falta una firma, que hay que rehacer tal documento, y así como sigue. Estoy inundado de papel.

Trascendió hace unos días la propuesta de un proyecto de Ley para Ciudadanía Digital a partir de la posibilidad de que, diferentes instituciones del Estado (como el Segip, Sereci y Agetic) puedan compartir datos en tiempo real.

El proyecto aún está en tratamiento y vislumbra el uso de un concepto fundamental en tecnología de la información: la interoperabilidad. Esa posibilidad de que los sistemas de diferentes entidades puedan compartir datos en un formato estándar a partir de una consulta. En ese sentido, esta posibilidad de cruzar información puede abrir una nueva era en el concepto de servicios digitales del Estado. Es insostenible, que en pleno 2018, la cultura del papel termine por enterrar cualquier trámite. Con solo el número de cédula de identidad (CI), una institución debería tener acceso a tus documentos (título de bachiller, libreta de servicio militar, informes de impuestos, registro en AFP, registros en derechos reales, entre otros). Hay que cambiar la consigna de la “fotocopia de carnet” para todo.

Mientras la tecnología no beneficie directamente a los ciudadanos en su relación con el Estado, será solo un mecanismo onanista para acceder a Facebook.