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DESDE AFUERA

Cisnes blancos coreanos (análisis de un posible momento histórico)

Cisnes blancos coreanos (análisis de un posible momento histórico)
Los últimos acontecimientos en relación a la crisis coreana han sorprendido a la comunidad internacional que observa cómo la diplomacia intercoreana parece haber señalado el camino para el deshielo en las relaciones de las dos Coreas y una posible salida a la crisis nuclear.

Logros que podrían marcar no solamente la historia particular, también la lucha por la hegemonía en la región y, por ende, el surgimiento de una nueva realidad geopolítica global.

Once años después del último encuentro de alto nivel entre Corea del Sur y del Norte, una delegación surcoreana visitó Pyongyang el pasado febrero y se reunió con el líder norcoreano, Kim Jong-un. Una reunión sorprendente, al menos para los cánones occidentales, que tuvo su continuación en la participación de Corea del Norte en los Juegos de Invierno celebrados en Pyeongchang, en el sur.

A la delegación deportiva se sumó otra oficial a muy alto nivel, de la que formaban parte su jefe de Estado nominal, Kim Yong-nam, y Kim Yo-jong, hermana de confianza del líder norcoreano, quienes se reunieron con el presidente de Corea del Sur. En la política asiática, en la que los gestos cuentan tanto como los actos, las circunstancias que rodearon la visita no pasaron desapercibidas.

El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, parece tener buenas razones para potenciar el diálogo. En primer lugar se planteó la necesidad de celebrar sin sobresaltos los Juegos de Invierno y rebajar la tensión verbal y balística que caracterizó el año 2017. También, la voluntad de cumplir el deseo de la mayoría de los ciudadanos surcoreanos para mejorar las relaciones con el vecino del norte y alejar la posibilidad del fantasma de la guerra.

Los acontecimientos en la península de Corea han sido realmente vertiginosos, desde los nada retóricos tambores de guerra a la diplomacia entre bastidores, pasando por gestos y mensajes grotescos, impropios de mandatarios, para finalizar con la aceptación por parte de Donald Trump de reunirse y dialogar con Kim Jong-un.

Un éxito diplomático que el presidente de Estados Unidos no tardó en atribuirse. Pero, a pesar de que las amenazas de un ataque estadounidense pudieron ayudar, existen otras causas como el más estricto cumplimiento por parte de China de las sanciones internacionales contra Pyongyang y la experta labor diplomática del Gobierno de Corea del Sur, que han influido en la voluntad de Kim Jong-un para sentarse frente a su homólogo surcoreano.

También el éxito de la estrategia norcoreana del “Byungjin” ha jugado un papel importante en esta historia. Según esta doctrina, el primer paso es garantizar la seguridad nacional y del régimen a través del poderío nuclear, lo que daría al país una posición de fuerza para enfrentarse a la siguiente etapa: el acercamiento diplomático a sus adversarios.

Una posibilidad de diálogo que afronta dificultades. Desde Corea del Norte porque no parece seguro que vaya a renunciar a su adquirido estatus de “potencia nuclear”. Tampoco Estados Unidos parece dispuesto a retirar sus tropas de Corea, cancelar sus ejercicios militares o levantar las sanciones. Finalmente, Corea del Sur no puede hacer nada que viole las sanciones internacionales, ya que estaría infringiendo la legalidad internacional. ¿Pero existen realmente estas líneas rojas?

Tomado de la agencia EFE