Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 13:16

El Indio frena a la Tormenta y logra primer título nacional

Arsovi Zapata, el cochabambino que llegó desde Argentina, se puso el cinturón Superwélter tras dejar abatido a Murillo, en el quinto round. La comunidad de Tiataco celebró en el ring.
El Indio frena a la Tormenta y logra primer título nacional



Arsovi el Indio Zapata demostró ayer que tiene sangre de Tiataco (Tarata), de un verdadero guerrero que enfrenta la batalla con sus puños letales como armas y que hace gala de su estado físico incansable. No tardó más que cinco rounds para encontrar la flaqueza de su rival, Rolando la Tormenta Murillo, y ponerse, por fin, el cinturón nacional Superwélter (69.8 kilogramos), el primero en su lista de conquistas en suelo boliviano.

Su rendimiento, agilidad y experiencia fueron sus mejores amigos sobre el cuadrilátero, que se montó en el patio de la Unidad Educativa del Ejército.

Y la solidez del Indio, también conocido como el Rumi Maqui (manos de piedra, en quechua), se notó ampliamente frente al adversario, que acusó en el combate la falta de preparación (apenas entrenó un mes y medio) y, por ello, decidió bajarse.

Si en el primer round las acciones fueron medianamente parejas, aunque con avisos claros de las intenciones de Zapata con golpes certeros, en el tercero llegó la primera alerta que habló de la desventaja de la Tormenta: el tambaleo, seguido por una caída.

Antes de subirse al ring, Murillo había advertido hace unas semanas que para que Arsovi lo “tumbara”, sería necesario que lo hiciera con un bate (de forma metafórica) porque no iba a dar concesiones en la pelea. Sin embargo, fue en el quinto asalto cuando el finalmente subcampeón terminó de consolidar su destino con dos caídas más, tres en total en lo que duró la competencia por el título absoluto.

Surtieron efecto los cánticos que Arsovi recibió desde el lateral del cuadrilátero, donde se ubicó su gente, de la comunidad de Tiataco. Con banderas azules y blancas, el numeroso grupo intentó contagiarle su entusiasmo al boxeador, que comenzó su carrera profesional en la Argentina, país en el que no le resultó nada sencillo labrar su identidad.

El título en Bolivia era uno de sus mayores anhelos hasta ayer. Consiguió su cometido y, en breve, retornará a Buenos Aires para continuar con su preparación.

INSULTOS En el momento de su coronación, algunos espectadores que no estuvieron de acuerdo con el resultado le gritaron insultos. Esto, porque entendieron que Arsovi dio algunos golpes bajos que merecieron ser sancionados.

Así también lo entendió Vladimir el Niño Gómez, entrenador de Murillo: “El árbitro debería haberle llamado la atención con una sanción. En dos ocasiones pegó después de la campana”. Y aunque molestó ese aspecto, lo cierto es que el experimentado pugilista reconoció la destreza del ganador.

También la Tormenta admitió la superioridad de su adversario. Y no lo hizo sin antes rendirse ante el llanto, televisado por las cámaras. La emoción fue mayor y Rolo se entregó a ella con un “perdón” de antemano.

“He demostrado que soy un Murillo. Hice quedar bien a mi familia y a mi entrenador. La Tormenta seguirá vivo. Hice lo mejor. Recibí un golpe bajo, pero hay que reconocer que él es bastante bueno, que es un buen boxeador, por eso está donde está”.

Sobre el descontento de las personas, Arsovi respondió: “Hasta que no escuches la campana o el árbitro te pare, tienes que seguir pegando. Tiré la mano, de lo contrario me hubiera (el juez) descontado o descalificado”.

El Indio frenó la amenaza de “tormenta” en una pelea inolvidable que comenzó a las 18:48, con las respectivas entradas de los boxeadores y el desfile de las modelos.

El Rumi Maqui pega fuerte.

A 10 rounds

El combate estaba pactado a 10 rounds por los organizadores (Ejército y Asociación local). Sin embargo, Arsovi resolvió las cuentas en el quinto.

MURILLO

“Cuando él quiera voy a estar”

Rolando la Tormenta Murillo (35 años), al calor del momento tras su derrota ante Arsovi el Indio Zapata, desafió a su oponente a la voz de: “Le tapé la cara a Argentina. La Tormenta seguirá vivo. Hice lo mejor. Recibí golpe bajo, de lo contrario iba a acabar de otra manera”.

“Cuando él quiera estaré presente porque Murillo sigue vivo. Él es bastante bueno. Hay que reconocer que es un buen boxeador, por eso está donde está. A mí me tienen que tumbar si me quieren retirar de boxeo”.

Su entrenador, Vladimir el Niño Gómez, detalló que la preparación de su discípulo fue de solo un mes y medio, tiempo escaso en comparación con el que destina un atleta profesional que cuenta con un equipo completo.